Sr. Director:

El dia 7 de Diciembre (1585),víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción, se produjo un misterioso acontecimiento, que tuvo notable importancia en el futuro de España, la gran potencia del momento. Los  ejércitos de su Majestad Católica, vivían su época más triunfante, en Europa y amplios partes del Nuevo Continente americano. En un momento clave, el Tercio del Maestre de Campo, Francisco Arias de Bobadilla, sufrió un dura emboscada en el sitio holandés de Bommel. Era 4500 los combatientes españoles, hambrientos, mal vestidos  y casi derrotados, por un ejercito enemigo más numeroso. Los españoles sólo esperaban el asalto final de los soldados  protestantes, para rendirse o morir. En esta angustiosa y desesperada situación, un soldado encontró una imagen de una Virgen cerca de la iglesia de un pueblo de Empel. El hallazgo de esta imagen, fue considerado por los soldados hispanos como un signo de Dios, para animarlos a seguir aguantado  y luchando.

Además, se produjo algo anormal e inesperado: uno de los ríos se heló por primera vez en muchos siglos, lo que fue interpretado como algo milagroso, porque obligó a la flota protestante a alejarse rápidamente de la zona. El suceso quedó archivado en los papiros de la gran Historia Militar Española. La Inmaculada Concepción (cuya imagen fue encontrada en la trinchera) como Patrona de la Fiel Infantería. El Maestre de Campo, Francisco Arias de Bobadilla consideró que aquella tablilla de la Virgen era como si se tratase de la misma Madre del Señor. El Páter del Tercio, Fray García de Santisteba no despreció la imagen, sino que solicitó a todos los combatientes que rezasen la Salve; la llevaron en procesión al templo y la colocaron entre banderas de las legiones y la veneraron con pecho en tierra. Todos rezaron, dirigiéndose a Ella como Madre y Patrona. El día 9 el Maestre de Campo, Bobadilla, llamó a sus soldados para dar el golpe definitivo. Sin embargo la contienda no tuvo lugar pues el enemigo huyó despavorido. Se había ganado una batalla imposible y todo por un “milagro". Por eso desde ese día se decidió que la Inmaculada Concepción fuese Patrona de la Infantería y desde ese mismo instante y se bautizó el episodio bélico como “Milagro de Empel”