Sr. Director:
Termino de ver en TVE el programa de Informe Semanal, sobre la violencia de los hijos en la vida de sus familias.
Sus progenitores temen esa manera de actuar de sus hijos, desde la más tierna edad, acrecentándose en la adolescencia y juventud. Los padres no pueden con sus hijos, los padres tienen miedo a sus hijos, sufren chantajes y malos tratos por parte de sus hijos. Los hijos agreden a sus padres.
Armados de valentía, e incluso, cuando ya la vida familiar se hace insostenible, se deciden a denunciar a sus hijos ante la policía. El programa de TVE se limita a hacer un análisis de la realidad; pero ver el mal y no poner solución es hacerse cómplice y cooperador del mal. He escuchado no se trata de tachar de culpables; pero por supuesto, sí de responsables de las conductas en la vida familiar y social.
La violencia de los hijos en el ámbito del hogar es un mal de la sociedad occidental, de los países ricos, donde los ricos dan a sus hijos todo tipo de caprichos y los pobres, que son menos pobres, que los pobres de los países pobres, dan a su niños más de lo que pueden. Los niños gozan de más cosas materiales, tiempo libre, viajes sin sus padres, ocios caros, de lo que necesitan y deberían para la maduración de su personalidad y para su educación en la responsabilidad y en la obediencia, como virtud para formar el carácter y la persona; en la abnegación y el sacrificio altruista y sin esperar recompensa, siendo educados en la gratuidad y en la generosidad.
Pueden estar los padres dejándose llevar de unos complejos, de dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron; pero a un hijo no se le puede dar todo lo que pida, aunque se le pueda dar. ¿Qué hace un niño, casi aún bebé, con un teléfono móvil, una Tablet u ordenador sin control?
Siempre se ha dicho que viene muy bien que los niños lloren para que no tengan que llorar después los padres.
Francisco Blanco
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14/12/24 07:00