Sr. Director:

Desdichadas circunstancias meteorológicas impidieron que en Sevilla procesionaran el pasado Domingo de Ramos las Cofradías a las que correspondía hacerlo ese gran día. Circunstancias que incluyeron un elemento inusual como fue una lluvia de barro y no de gracia, como correspondería a tan excelsa fiesta. Ante esta desgracia, cualquier conspiranoico que se precie no rechazaría la oportunidad de adjudicarle la responsabilidad de tan mal fario, además de al socorrido apocalipsis climático que todo lo justifica, a algún personaje o suceso nefasto más o menos reciente. Y en su malevolencia, al explorar posibilidades quizá se detendría en el episodio del cartel del afamado pintor Salustiano García, elegido este año por el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla para presentar y representar la Semana Santa hispalense. Un ya famoso cartel que, por mostrar a un melindroso Resucitado de dudosa virilidad, no suscitó precisamente la pasión en los sevillanos y sevillanas, como se ha demostrado con su generalizada ausencia de los lugares donde habitualmente los encontrábamos, incluyendo el programa de mano de la Semana Santa que edita el propio Consejo. Pero no seamos irracionales. Sólo una retorcida y fantasiosa mente atribuiría al ya famoso cartel de Salustiano, aquello de «Quien al cielo escupe, en la cara le cae» o «De aquellos polvos, estos lodos».