Sr. Director:
El mes de diciembre, serpenteado de fiestas religiosas, terminó el 31 con la Fiesta de la Sagrada Familia, santa familia de Nazaret, formada por Jesús, José y María, en la que se miran tantos hogares cristianos y que sirven de modelo a otros muchos.
La Familia es una institución de ayer, de hoy y de siempre, aunque su estilo de vida varíe con los tiempos; pero siempre igual en lo esencial: personas unidas por lazos de sangre y que el amor ha hecho fecundas.
Hoy no hay nada tan denostado en ciertos medios de comunicación, como la familia; ni nada tan estimado por la gente, como la misma. En su afán de destruir la institución familiar, sus enemigos equiparan a ella, otras formas de convivencia que ni por asomo se parecen.
Cuando se pregunta, en las encuestas, cuál es la institución más valorada, la familia se lleva la palma. Y es que todos venimos de una familia, y el cariño a los nuestros es indecible. Aspiramos a reproducirla, a no perderla nunca, a perpetuarla en un nuevo hogar.
Familia es hogar, es acogida, es nido, es amor compartido, es cariño que se da y se recibe sin pedirlo; es solidaridad, entrega generosa, seguridad; es prolongación del ser de los padres en los hijos; es fraternidad. La propia familia es lo mejor que tenemos y por lo que el hombre y la mujer lo darían todo y se dan a sí mismos. La familia empieza en el matrimonio: la unión estable y amorosa de un hombre y una mujer que se abren al amor y a la vida. Crear una familia es vocación universal; si bien, algunos la subliman ( maternidad y paternidad espiritual) y otros, por distintos motivos, no llegan a realizarla o sufren el fracaso.
La Familia es ley de vida. Todos sentimos la necesidad de ser acogidos y queridos por nosotros mismos, independientemente de nuestras cualidades o de nuestra valía personal. Esto sólo ocurre en la familia. Como a los tesoros más preciados, hemos de cuidar la familia, expuesta a peligros constantes en el ambiente que se respira y en la imposición forzada de ideologías erróneas y corruptoras, como la de género (LGTBI), que se transmiten en medios de comunicación y que quieren imponer desde la escuela. Todo lo bueno hay que cuidarlo, como a las plantas delicadas. Merece la pena luchar por mantener unida la propia familia, un bien personal y social insustituible.
La familia, aunque no exista la perfecta, es siempre una llamada al verdadero amor, que se traduce en felicidad y seguridad personal. Como dice el Cardenal-Arzobispo de Valladolid, D. Ricardo Blázquez, "fuera [de la familia] hace mucho frío".
Josefa Romo
Las empresas familiares se rompen. Del Pino fue el pionero, los Botín y los Entrecanales, los próximos
13/12/24 16:58