Sr. Director:

Una serie de alarmas están saltando en torno a la familia, y ya hace años. No acabamos de ser consecuentes cuando subrayamos la importancia de la familia y, sin embargo, en la práctica parecemos desbordados, superados, por un deterioro familiar creciente. Me parece que no es cargar las tintas ni dibujar un panorama negro.

Aceptamos que, por encima del trabajo y de las amistades, lo que de verdad importa es la familia, ámbito en el que se nos quiere por lo que somos  -marido, mujer, hijo, hermano, abuelo, tío- y no por lo que tenemos.

Se ansía un matrimonio o una familia estables, pero falta invertir tiempo, cuidarlos.  Muchos problemas surgen de las familias desestructuradas: no se generan por casualidad, sino por falta de preparación, compromiso personal y asumir en la vida diaria que la convivencia es más importante que la tablet, que el trato está por encima del uso compulsivo del whatsapp, que el perro es importante pero menos que el cónyuge, los hijos o los abuelos.

La calle y el trato con nuestros parientes, amigos y conocidos son el mejor termómetro. La familia está herida, maltratada con frecuencia, considerando casi utópica una familia y un matrimonio estables, conviviendo con las diferencias y el pluralismo, aprendiendo cada día a querer y a darse. Cuesta reconocerlo en la práctica.

Si vemos la familia como ámbito para recibir en vez de contribuir, aparecen las grietas ante cualquier dificultad de la vida. Siempre podemos encontrar una excusa en el carácter o la actitud de otra persona de la familia, pero no hacemos autocrítica continua de cómo mejorar nosotros lo que damos o aportamos al entorno familiar.

Me arriesgo a simplificar, pero pienso que el egoísmo se disfraza de muchas maneras para no cuidar la familia, y luego viene el dolor y el arrepentimiento por haber descuidado lo que decimos que es más importante. Paradoja. La vida puede ser de otra manera si nos convencemos de que vale la pena el esfuerzo… pero hay que esforzarse. Lo que mucho vale, mucho cuesta, y la familia reclama a gritos más vitaminas.