Sr. Director:
La norma milenaria en la Iglesia Católica que no se ha suprimido ni podrá ser nunca anulada es COMULGAR DE RODILLAS Y EN LA BOCA. La nueva iglesia que se estableció por los años sesenta del siglo pasado, encabezada por los progresistas y cismáticos, consiguió imponer para que no hubiese mucha oposición, primero la comunión de pie, y luego la comunión en la mano. Y los católicos que permanecemos fieles, somos unos integristas desobedientes, mientras que los que se han sometido a su maléfica actuación son los verdaderos católicos. Nos impusieron la comunión de pie y en la mano, y estos son los tolerantes intolerantes que gobiernan la Iglesia.
Los resultados de esta desacralización son bien visibles: seminarios cerrados, conventos vacíos, cada vez tenemos menos sacerdotes y ya pronto no tendremos ni Misa. Una jugada maestra de Satanás con un éxito arrollador, que es el preludió de que esta era se acaba. A pesar de todas mis peticiones que son las de la mayoría de los católicos, no he conseguido ni tan siquiera que pongan un reclinatorio para que el fiel que lo desee pueda comulgar de rodillas. Esta no es la Iglesia que Cristo fundó, y tendrá que ser Él mismo el que ponga fin a esta desacralización galopante.