Sr. Director:
En el palacete presidencial donde vivían Goña y Drope, también vivió un tiempo junto a ellos Azagro, el hermano artista de Drope. Y es que la familia se había convertido en un valor fundamental del Gobierno de Drope; y más concretamente, su propia familia. Azagro era un gran artista en muchos aspectos. En el aspecto musical, porque se presentaba como afamado compositor y era capaz de vivir de ello exhibiendo su bailona chirimoya... Para evitar posibles equívocos, aclararemos enseguida que nos referimos a que su obra cumbre era «La danza de las chirimoyas», una pieza frutal que significaría su reconocimiento mundial y le abriría las puertas a la percepción de ingresos preferentemente públicos.
Pero Azagro también era artista por su probada capacidad para ocupar un bien remunerado silloncete digital, aun ignorando la ubicación física de su sede, las funciones de su cargo y el personal a su disposición. Y sobre todo era artista por algo que le situaba en el centro de las rabiosas envidias de sus compatriotas: porque la Hacienda Pública no investigaba sus cuentas, a pesar de las muy aparentes irregularidades fiscales que confluían respecto a su residencia, ingresos y patrimonio. Por todas estas cosas, y alguna más que seguramente desconocemos, Drope estaba muy orgulloso de Azagro, y por eso padeció mucho cuando éste tuvo que dimitir de su puesto, al resultar salpicado por la máquina del fango que propagó el bulo de que fue contratado por su parentesco, y no por los méritos de su inquieta y danzante chirimoya. ¡Maldita fachosfera!









