Pedro Duque, no solo no pagó impuestos por sus instrumentales, sino que además declaró pérdidas y encima aprovechó para desgravar de otras ganancias
Imagínense ustedes un autónomo, un microempresario, que tiene su coche a nombre de su empresa. Recuerden que son los elementos más productivos de todo el sistema: tiene el coche a nombre de la empresa y por la mañana realiza sus reparos. Por la tarde, con ese mismo coche de la empresa, va a recoger sus hijos al colegio. Para cumplir con el fisco, debería descontar el coste de gasolina y el periodo de amortización del camino al ir a recoger a sus hijos del coche. Sí, esto es lo legal y nadie lo hace, porque es absurdo.
No es el caso de Pedro Duque porque aquí hablamos de una empresa meramente instrumental y sobre todo porque, como diría Hegel, las diferencias de grado acaban por ser diferencias de naturaleza. Es decir, si el señor Pedro Duque, no solo no pagó impuestos por sus instrumentales, sino que además declaró pérdidas y encima aprovechó para desgravar de otras ganancias, oiga, entonces usted ha mangoneado a Hacienda muchos miles de euros (El Economista lo cifra 72.000 euros en devoluciones, pues oiga, entonces la cosa cambia). Si fuera así, tiene que pagar y callar. Una cosa es aprovechar los resquicios legales, por discutibles que sean, para no pagar y otra, realizar un montaje para no pagar.
En cualquier caso, insisto: Duque, o Dolores Delgado, deberían dimitir por cuestiones bastante más importantes. Dolores Delgado por la catadura moral que reflejan sus grabaciones, Duque por aceptar forma parte de un Gobierno cristófobo y frentepopulista que lleva a España de cráneo.