Con la Tregua de Naciones Unidas, cada vez con menos fuerza moral en el mundo (no me extraña) los medios han vuelto al lanzarse contra Bashar al Asad, por bombardear las zonas de la ciudad de Damasco que quedan en manos de islamistas. Aseguran que están matando a mujeres y niños, bombardeando escuelas y hospitales. Claro, es que no puede ser de otra forma. Cualquiera de esas muertes inocentes, sobre todo las de los niños, clama al Cielo, pero lo cierto es que esos niños no deberían estar allí. Están, porque los islámicos tienden a utilizar a sus esposas e hijos como escudos humanos. Para muchos musulmanes, la guerra es una cuestión de familia. Curioso: los malos, los soldados de Bashar Al Asad, así como los soldados rusos, no se esconden detrás de sus hijos. La ONU dice que no hay palabras para describir el horror. Y es cierto, pero un horror provocado no por el régimen 'laico' de Al Asad, sino por los islamistas de las afueras de Damasco. Hispanidad redaccion@hispanidad.com