El criador de escarabajos, David Rockefeller (en la imagen) ha cumplido 100 años y se ha preocupado de desmentir que se le haya implantado un sexto corazón. Sólo se ha sometido, y ha sometido a los demás, a cinco trasplantes.   No hay que exagerar. Esto recuerda lo de otro personaje millonario, el señor Burns, de la serie Simpson, que acapara corazones hígados, riñones y otros órganos por si los necesitara. ¿Y si los necesitan los demás? Los demás no son ni progres ni ricos. Al parecer, un hombre como Rockefeller, que se ha sacrificado tanto en la vida y por los demás, no siente el menor deseo de pasar a mejor vida. Quizás alberga la sospecha de que esa vida mejor no tiene por qué constituir un derecho universal. Le ocurre lo mismo que a Kissinger, su compañero de Bilderberg, que un buen día se sentó en el sillón del poder, como secretario de Estado, y decidió no abandonarlo nunca. Son las viejas momias de Bilderberg, del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de la masonería  internacional, empeñados en regir el mundo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com