En el momento de cerrar esta edición, Francia y Rusia están dispuestas a dar el visto bueno a una nueva resolución de la Naciones Unidas sobre Iraq, en la que se perfilaría la devolución de soberanía a los iraquíes, así como un calendario, más o menos rígido, sobre retirada de tropas. En otras palabras, apenas un mes después de que Zapatero rompiera la coalición internacional y abofeteara a Estados Unidos retirando las tropas españolas de Iraq, apenas 40 días después de que celebrara su divorcio con los norteamericanos y su promesa de matrimonio con Alemania y Francia, estos dos países, especialmente los franceses, se reconcilian con Washington y dejan a España como convidada de piedra en Europa y en el mundo.

 

El presidente español se vio obligado a aprovechar una comparecencia ante los medios para decir que España deseaba una nueva resolución más avanzada, en el sentido de que acelerara la retirada de las tropas norteamericanas. Eso, justo en el momento en que el Gobierno provisional iraquí y buena parte de la población piden el envío de una tropa multinacional, porque saben que, de otro modo, los señores de la guerra iraquí impondrán su ley asesina o llevarán al país a una guerra  civil.


Además, la justificación que dio Zapatero para retirar las tropas consistió en que no había manera de que surgiera una nueva resolución de la ONU antes del 30 de junio. Pues bien, si se hubiera esperado, a lo mejor se la habían ofrecido en bandeja.

 

A cambio, es posible que España tenga que enviar tropas a Haití, para ayudar a rehacer un país que los franceses dejaron sumido en la barbarie. Las inundaciones no han sido lo peor que ha sufrido la antigua colonia francesa.