En su primera entrevista tras el 9-M, Zapatero afirmó: "En democracia, valen más los votos que los rezos". De la Vega señaló a principios de la legislatura que eran sectores "casposos". Blanco señala la Justicia como su prioridad. Zapatero ya adelantó que "pondría los puntos sobre las íes" a la Iglesia. El nombramiento de Mons. Rouco presagia una legislatura de enfrentamientos. Iglesia y judicatura son las únicas dos instituciones que no se han sometido a los dictámenes del poder

"El poder absoluto corrompe absolutamente", decía Lord Acton. Por eso las democracias liberales han hecho un gran esfuerzo en dividir los poderes. La evidencia sin embargo, manifiesta que el poder legislativo y el ejecutivo se confunden. No así el judicial, que sigue su curso, con incursiones más o menos tolerables del poder político.

Y esto nunca lo ha tolerado la izquierda, que entiende poco de instituciones y se aferra a la voluntad del poder. El Derecho es interpretado libremente en función de la voluntad del poderoso. Y la independencia judicial es un lastre para el proyecto político. Por eso, la obsesión del PSOE siempre ha sido la judicatura. La reformaron en 1983 nada más entrar. Y también modificaron los nombramientos de jueces para que la mayoría conservadora del CGPJ no les fastidiara los nombramientos de los jueces cercanos.

Pero ocurrió que el Derecho se rebeló. Y la renovación del CGPJ lleva paralizada más de un año. Lo mismo ocurre con el Tribunal Constitucional, en plena crisis institucional. Así que Pepiño plantea que la prioridad es desatascar la situación. Vía libre al mangoneo socialista.

Porque según señaló De la Vega al principio de la pasada legislatura, jueces y clérigos son sectores "casposos". Así que ahí está el PSOE con el champú anticaspa dispuesto a modernizar la Justicia. Por eso es necesario ideológico como Bermejo, aunque meta la pata y no gane elecciones. Meter la mano en la Justicia será una de las principales prioridades del Gobierno Zapatero para que a "España no la reconozca ni la madre que la parió".

Y dentro de esa ‘violación', el sistema de acceso. Bermejo ya amagó con eliminar las oposiciones. Argumentaba que el memorismo no garantizaba la calidad de los jueces. Es mucho mejor elegirlos por el carnet.

Por lo demás, el respeto del que hacen gala los socialitas por la Justicia, deja mucho que desear. Conviene recordar que De la Vega abroncó sonadamente a la presidenta del Tribunal Constitucional el día de las Fuerzas Armadas. "Apasionada charla", dice ella. Vale. Después la ningunea cuando pide amparo por el asunto de los ‘Albertos'. Y a los jueces que se les ocurre citar a las testigos de un presunto delito con la Guardia Civil, amenaza al canto: "No vamos a tolerar que ningún poder del Estado viole la confidencialidad e intimidad de las mujeres". ¡Toma independencia judicial! Por cierto, ¿existe alguna actuación judicial en el ámbito penal en el que a los testigos no les llame a declarar con la Guardia Civil?

Esa es la primera parte. La segunda será la Iglesia. La única que -según Mayor Oreja- denuncia el proyecto laicista del Gobierno. En su primera entrevista tras el 9-M, concedida a Tele 5, Zapatero no ha desperdiciado la oportunidad de empezar atizándole a la Iglesia, que es lo que le va. No precisamente desde los argumentos morales o políticos, sino directamente desde el insulto: "En democracia, valen más los votos que los rezos". Después dijo eso de que hay que respetar a todos y sonrió mucho, pero este es su auténtico programa. Zapatero ya advirtió en otra entrevista en El Periódico de Cataluña que "pondría los puntos sobre las íes" a la Iglesia. O dicho de otra manera: le exigiría silencio.

Pero el nombramiento de Mons. Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal garantiza un choque de trenes. D. Antonio no se va a callar. De momento el trato entre ambos ha sido versallesco. Zapatero felicita a Rouco y Rouco dice que rezará por el nuevo Gobierno. Bien. Pero Zapatero no piensa frenar su proyecto laicista y Rouco no piensa cejar en su denuncia de dicho proyecto. Un proyecto que -por cierto- sigue vigente a pesar de que su gran artífice intelectual, Victoriano Mayoral, haya quedado fuera del Congreso de los Diputados. No era su prioridad. Su prioridad es la Fundación Cibes, el verdadero ‘think tank' del laicismo español. La Iglesia, por su parte, ‘ora et labora'.

Es verdad que la autoridad de Rouco está relativamente mermada por haber tripitido por sólo dos votos. Cierto. Pero tampoco Zapatero ha ganado con excesiva holgura. Así que uno por otro. Habrá duelo. Porque la Iglesia tiene la obligación de predicar a tiempo y a destiempo. Aunque el Gobierno pretenda denunciar los acuerdos Iglesia-Estado. El catolicismo social español ha estado muy reforzado. A las manifestaciones multitudinarias contra el ‘matrimonio' homosexual y la Ley de Educación, siguió el ‘Family Day' del pasado 30 de diciembre. Hay músculo.