Sr. Director: Ayer "no pude evitar" oir al Presidente de nuestra querida España en la Cuatro, en una entrevista perfectamente "prevenida" por el Sr. Gabilondo, lo que evitó cualquier pregunta incómoda o parecido. En todo caso oí como el sr. Presidente dijo -casi textual- que había puesto el máximo de su inteligencia y de su esfuerzo en el tema ETA. Me parece muy, pero que muy bien y, como quiera que ha puesto el "máximo" de lo que podía y ha sido sincero en tales manifestaciones, no cabe sino pedirle entonces, ante el fracaso de su política en asunto tan importante, que se vaya y deje a otros que gobiernen, pongan o no "el máximo" de su inteligencia. Los españoles le dieron la mayoría precisa en el 2004 para gobernar. El, con toda su inteligencia, optó por seguir un determinado camino en el eje principal de su gobierno; la lucha contra ETA. Optó, con la mencionada máxima inteligencia, por cambiar de estrategia -no la definamos ahora- supongo que con cierta "inteligencia" y con un adecuado y trabajado asesoramiento. Han pasado casi tres años y la ETA le ha mandado a cierto sitio -obviemos el básico concepto que el castellano suele utilizar en estos casos-. Sus "máximas" potencias; inteligencia y voluntad, no han sido capaces de alcanzar el fin que se había propuesto. Es decir, digámoslo claro; ha fracasado, y en política la consecuencia habitual en tale casos es la de la dimisión, pues ha frustrado el contrato social que suscribió con España cuando se le nombró Presidente, no ha sido capaz y por tanto ya no merece nuestra confianza. Rafa Llorente llorente@llorenteasociados.com