El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sueña con que la banda terrorista ETA realice un comunicado similar al que el jueves puso sobre la mesa el IRA, renunciando a la lucha armada. Es más, está dispuesto para ello ha ofrecer más que el Gobierno británico, más que un mejor acercamiento de presos. El plan de Zapatero, que ahora ha ordenado intensificar, comprende deportaciones para etarras presos con delitos de sangre, paralización de las investigaciones en curso contra etarras huidos de la justicia y beneficios penitenciarios para los que no tengan delitos de sangre.

Hay otra preocupación en Moncloa: el comunicado del IRA revela la división interna de la banda y, ojo, no habla de disolución, sino del abandono de la lucha armada. Dicho de otra forma: de la misma forma que la ha abandona ahora podría retomarla después.

Por lo demás, está por ver si grupúsculos del IRA partidarios de mantener la lucha armada no harán lo propio. Porque al IRA le ocurre exactamente lo mismo que a ETA hay división entre el sector duro, partidario de seguir asesinando, y los cabecillas, que pretenden el pacto político.

Y otra semejanza más: el IRA no renuncia a que el Ulster se independice o se integre en la República de Irlanda. Es decir, que la cuestión que originó el terrorismo sigue abierta. Lo mismo que en Euskadi: ¿renunciaría ETA a la independencia del País Vasco cuando ni tan siquiera renuncia el llamado nacionalismo moderado, PNV y EA?

Pero es igual; Zapatero ha dado orden de movilizar a todos los contactos durmientes: hay que repetir lo del IRA con ETA. Cualquier cosa con tal de presentarse a las próximas elecciones como el pacificador de Euskadi. Por eso, se le perdonaría todo. Incluso su propio partido le perdonaría cesiones ante otros nacionalismos especialmente el catalán, por encima de lo que aconseja el sentido común.