Decía Pilar Rahola en la Vanguardia: "SOS cristianos": "Preguntas tontas. Si un país de mayoría cristiana condenara a una chica embarazada de ocho meses a cien latigazos y a pena de muerte por casarse con un cristiano, ¿qué pasaría".
Más, si en ese país se prohibiera cualquier símbolo que recordara al islam, y estuviera prohibido edificar mezquitas y convertirse a la fe musulmana, consideradas ambas acciones delitos capitales, también con sentencia de muerte, ¿podemos imaginar qué pasaría
Y si la blasfemia fuera un delito también capital y cualquier cristiano pudiera acusar a un musulmán de ello, usada la ley como coacción de dominio, ¿qué pasaría... Porque quiero recordar que por el simple hecho de haber dibujado unas caricaturas, el mundo tembló, en las tierras del islam se quemaron iglesias, murió gente asesinada y hay unos dibujantes escondidos, amenazados de muerte.
Con el islam no podemos topar, ni tan sólo para hacer un dibujo o mostrar una crítica, y a las pruebas de las mujeres musulmanas con penas de muerte por mostrar su disidencia, me remito.
¿Y esto es lo normal De ninguna manera, porque el islam ha tenido tiempos de luz, en la Europa de las sombras, y ha habido momentos en que ha sido una tierra de tolerancia. Hoy, en cambio, ha sido monopolizado por pandillas de fanáticos y oligarquías ricas que lo han convertido en la excusa de una maldad totalitaria que usa la coerción, el miedo, la represión y la violencia.
Y ese miedo y coerción no sólo atañen a sus propios ciudadanos, sino que han recorrido la espina dorsal del planeta entero. De ahí que su agudo ruido coincida con nuestro más agudo silencio...
Pedro García