La emisión de Grand Theft Auto IV ha determinado un jalón en las empresas fabricantes de videojuegos. En el lanzamiento se obtuvo la cantidad de 3,6 millones de mecanismos trajinados.

La investigación ejecutada es clara, una evaluación moral y educativa hace desaconsejable utilizarlo. Fluye la locución obscena y actitudes indecentes, furia excesiva, conductas insociables y depravación sexual. Estas aberraciones son continuas durante todo el juego.

El argumento es enredado. Es evidente que, durante más de 50 horas en un entorno de ordinariez, crueldad y obscenidad, solo puede aprovechar para desenmascarar el perfil lóbrego del ser humano.

La formación y educación de los jóvenes requiere la actuación y el esfuerzo constante de los progenitores. Tratar de reemplazarlo con videojuegos es demandar algo tan utópico como obtener una máquina para educar.

Es necesario buscar otras formas complementarias para pasar el tiempo libre si no queremos configurar una sociedad reduccionista, sólo obsesionada por la contemplación de una realidad ficticia.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es