Cuando el tópico cunde cualquier tontería es válida. Lo malo es que la mentira es incapaz de destruir las mejores causas. Por ejemplo, leo en el diario gratuito Qué!: La violencia mata más mujeres que el cáncer y el tráfico. Pues bien, el año pasado fueron asesinadas por su esposo o pareja 73 mujeres (53 en lo que va de año). Sin embargo, sólo a consecuencia de cáncer de bronquios y pulmón perecieron en 2002- 2.116 españolas, y por cáncer de mama 5.772.
A consecuencia de accidentes de tráfico perecieron 1.282 mujeres en 2002. Es igual, es sabido que para el progresismo la verdad es un hecho relativo Por tanto, cualquier cosa vale. Por cierto, en la prensa no se laude a los varones asesinados por sus mujeres, que también los hay.
Lo que se nos está vendiendo es una sociedad en la que existen dos tipos de personas: las mujeres, todas ellas canonizables, y los varones, unas bestias corrupias: al mejor había que ahorcarle con las tripas del peor. Y estamos de acuerdo en que una sola mujer asesinada por su marido, es decir, por su ser querido, resulta gravísimo. Muy cierto, pero no se ayuda a la causa con la mentira. Sólo se contribuye a la estúpida guerra de sexos que estamos viviendo, y a extender la idea de que la cultura de la queja es la única que funciona en la sociedad moderna. Por lo general, la mentira no sirve para nada y acaba desanimando quienes tienen que luchar contra aquellos canallas que se aprovechan de la menor fuerza física de una mujer: o sea, todos (todos tenemos que luchar, no todos nos aprovechamos de la superioridad física del varón).
Y también se podría aducir que una enfermedad o un accidente de tráfico es una desgracia, pero no un homicidio, es un hecho luctuoso, pero no una ofensa. Muy cierto, las cifras del cáncer y el tráfico no son comparables con los de las mujeres agredidas. Ahora bien, la del aborto no. La mayor violencia de género que existe en el mundo actual se llama aborto. Es la violencia que la mujer, protagonista principal de la masacre -junto a todos los ideólogos y matarifes del Imperio de la Muerte-, ejerce contra su propio hijo, contra los niños y niñas más inocentes e indefensos: los no nacidos. La diferencia de fuerza y posibilidades entre una mujer y su hijo nonato es muy superior a la que ejerce el varón más salvaje contra una mujer.
Y si en España en 2004 murieron 73 mujeres a manos de sus maridos, en 2003 fueron asesinados 80.000 niños no nacidos a manos de sus madres, sí, también en España. Pero claro, los no nacidos ni votan ni protestan. Es curioso, no se ha escuchado mucho esta comparación. Es curioso, no veo a futbolistas y famosos ante las cámaras para denunciar esta imparable violencia de género.
Eulogio López