España es el cuarto terruño europeo en el derroche de videojuegos, tanto de software interactivo como de transacción de consolas, según la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software y de Entretenimiento.

El pasado año la explotación del videojuego forzó a unas ventas de 967 millones de euros. Además las consolas siguen quedando líderes en el mercado. Se han trajinado 2.216.000 unidades, lo que significa un aumento del 10 por ciento.

Por otra parte, Amnistía Internacional presentó el ponencia "Videojuegos 2007: Acceder a violaciones de derechos humanos virtuales, un juego de niños". La memoria manifiesta la apatía por parte del Gobierno y de las Autonomías en la supervisión del acceso de los jóvenes a videojuegos de los mayores.

Para aliviar ese fallo, algunas comunidades autonómicas han implantado su propio estatuto, en el que condenan la transacción o alquiler de videojuegos a menores de edad.

En su columna La Lupa, Ramón Pi, mantiene que Amnistía Internacional, esa organización tan obsesionada por la niñez y que se acaba de inscribir al fomento de la industria del aborto, y hacer así un favor a los chiquillos del Tercer Mundo impidiendo que nazcan en situación precaria y no se impaciente por reforzar la institución de la familia, que empieza fortaleciendo la institución del matrimonio, en lugar de destruirla.

Amnistía Internacional debe explicar al mundo que una sociedad que tolera que las madres puedan asesinar a sus propios retoños en su barriga, carece de autoridad moral.

Clemente Ferrer Roselló

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