Es decir que, por un lado, como ya hemos explicado (ver edición del viernes 8) el Gobierno Zapatero piensa perpetuar el actual oligopolio televisivo de la era analógica hacia la digital. Serán los mismos (el Estado, más Polanco, Lara, Vocento y probablemente Zeta-Mediapro, es decir, el PSOE) quienes controlen el oligopolio televisivo tras el apagón analógico, a pesar de que la digitalización permite muchos más operadores. Nadie más puede entrar en tan reservado club. Sin embargo, una vez terminado el oligopolio de amigos, con su falso pluralismo, el Gobierno pretende, en nombre de la libre competencia, amputar las manos a quien tenga éxito. Si triunfas, tendrás que meter al enemigo en casa.
Esto recuerda lo que decía un banquero en tiempos de Rodrigo Rato: este Gobierno está tan empeñado en la libre concurrencia, que si mañana descubrimos una vacuna contra el SIDA, el Gobierno decidirá que no se puede aplicar hasta que se descubra una segunda vacuna que le haga la competencia. Aunque n lo del PSOE con la TV es otra cosa: es la fórmula del oligopolio eterno.