Sr. Director:

Aparte de la Iglesia y de las asociaciones pro-vida, tanto cristianas como aconfesionales, ¿alguien más defiende la vida del inocente nonato?   Es llamativo que entre estos figure, en primera línea, Lenin Raghavarshi, un indio que recibió el premio Kwangju de los Derechos Humanos en Corea.

Raghavarshi es comunista y ateo; pero no duda en pedir "una moratoria mundial del aborto" porque -dice- "en la base de todos los derechos humanos está el derecho a la vida". Como mujer, como madre y como cristiana, estoy de acuerdo con Raghavarshi: "Hemos de defender el derecho a la vida del embrión desde el mismo útero". Creo que es urgente un Estatuto para el embrión y el feto (niño pequeño) a nivel planetario, y empezar por Europa y América. El no tenerlo está dando lugar a asesinatos en masa de niños no nacidos, cuyas consecuencias pagaremos también por el desequilibrio demográfico. Ya está bien de maltratar al más inocente y darle muerte: es inhumano. En la misma onda que Raghavarshi respiran las feministas pro-vida, verdaderas progresistas en la defensa del principal de los derechos.

El país que consiente el aborto se sitúa en clara línea de corrupción política y social, aunque quiera llamar blanco a lo negro.

Josefa Romo

josefaromo@gmail.com