La violencia de género se ha convertido en uno de los asuntos que más preocupan a los españoles. Por eso, el nuevo Gobierno ha anunciado una Ley contra la violencia de género que "pondrá a la sociedad enfrente de los agresores". Se le olvidó explicar a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega que el ambicioso plan del Ejecutivo corre sobre las medidas tomadas por el anterior Gobierno, según reconocen en el mismo Instituto de la Mujer. Pero da igual: el 14-M marca un antes y un después.

 

Sin embargo, lo más llamativo del asunto es que la violencia de género se plantea siempre como la violencia manifestada por los hombres hacia las mujeres. Se trata de resucitar la lucha de clases marxista para llevarla a la batalla de género. Sin embargo, no es verdad. Lamentablemente, también existen hombres asesinados a manos de sus mujeres, aunque estos nunca ocupan espacios informativos. "Algo habrán hecho", pensarán las feministas. ¿Les suena la frase?

 

El martes 27 la opinión pública consumió un nuevo caso de mujer asesinada por su marido tras una violenta discusión. En lo que llevamos de año ya son 13 las mujeres asesinadas a manos de sus "parejas". Sin embargo, el balance del Instituto de la Mujer también nos arroja tres varones asesinados por sus mujeres, permanentemente silenciados. ¿Se guardará el silencio hasta que lleguemos a la paridad?

 

El problema de la batalla de género es que la mujer trata de emular a un varón que vive en su sociedad feminizada. La perspectiva de género afianza la lucha de clases, mientras que la "perspectiva de familia" haría más sólida el vínculo que garantiza la estabilidad familiar. Y así, la batalla de sexos genera una guerra innecesaria, injusta, inmoral y cruel. Hombre y mujer somos complementarios no antagónicos, llamados a la plenitud en la entrega mutua. El "algo habrá hecho" nos empobrece... y nos mata.