Sr. Director:
Ya hace mucho tiempo, en el siglo XIX, con palabras imperecederas, Tocqueville nos alertó sobre la clase de despotismo en el que podían caer las naciones democráticas, si no preservaban las condiciones en que se ejerce y florece la libertad.

 

El temor es que sobre esas sociedades, describía Tocqueville, "se eleva un poder inmenso y tutelar; pretende ser el único agente y el único árbitro de ella; provee a su seguridad y a sus necesidades, facilita sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige su industria, arregla sus sucesiones, divide sus herencias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo de pensar y la pena de vivir.

De este modo, hace cada día menos útil y más raro el uso del libre albedrío, encierra la acción de la libertad en un espacio más estrecho y quita poco a poco a cada ciudadano hasta el uso de sí mismo. La igualdad prepara a los hombres para todas estas cosas, los dispone a sufrirlas y aun frecuentemente a mirarlas como un beneficio".

Al escribir estos pensamientos parece que Tocqueville estaba pensando en esta ley, en Bibiana, en Pajín, en Rodríguez Zapatero, en…

Suso do Madrid