• Hasta la fecha, la red sociocaritativa de la Iglesia ha aportado a las necesidades de la emergencia un total de 700.000 euros.
  • Los programas de reconstrucción darán prioridad a las áreas de agua y saneamiento, vivienda y medios de vida.
Impresionante la labor que realiza Cáritas, la red sociocaritativa de la Iglesia católica. Cuando se cumplen tres meses de la catástrofe provocada por el tifón Haiyan a su paso por Filipinas, la red Cáritas sigue volcada en la ayuda a los damnificados.

Desde el 8 de noviembre, cuando el tifón tocó tierra en el archipiélago, las acciones que ha llevado a cabo la red han permitido a unos 500.000 damnificados acceder a alimentos, agua y refugio. Además, Cáritas está trabajando ya con las familias afectadas para que cuentes con refugios temporales y puedan reconstruir lo antes posible sus fuentes de ingresos y de alimentos, sobre todo barcos de pesca y aperos agrícolas.

Cáritas Española colabora en esta tarea desde el primer momento, no sólo de manera económica, sino con apoyo técnico y operativo. Hasta la fecha, ha respondido al llamamiento de emergencia de Cáritas Filipinas con una aportación global de 700.000 euros. Además, desde hace tres semanas, uno de sus técnicos, Yago Aparicio, se encuentra en el país asiático formando parte del Equipo de Apoyo de Respuesta de Emergencias de la Red Cáritas (ERST) que está trabajando en terreno. Este grupo se encarga de fortalecer y potenciar las tareas de emergencia; de mejorar el impacto, la calidad y la coherencia de estas actuaciones; y de diseñar el siguiente llamamiento de post-emergencia (Emergency Appeal, EA), que se va a centrar en las tareas de rehabilitación.

Este nuevo EA, que podría estar listo en un par de meses, se centrará en sectores como el abastecimiento de agua, saneamiento e higiene; rehabilitación y construcción de viviendas y recuperación de los medios de vida que muchos filipinos perdieron tras el tifón, como artes y barcos de pesca, materiales agrícolas y productos ganaderos.

Las cifras facilitadas por la OCHA (la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU) y por el Gobierno filipino dan idea de la devastación que provocó la peor tormenta que ha azotado el archipiélago en las últimas décadas: 16 millones de personas afectadas y 4 millones de desplazados de las zonas arrasadas por Haiyan (sobre todo, el archipiélago de las Visayas). Además, los fuertes vientos y las lluvias dejaron 550.928 viviendas totalmente destruidas y otras 589.404 parcialmente dañadas.

A pesar de la envergadura de esta catástrofe, las labores de ayuda a los damnificados y los trabajos que se están realizando a nivel local para una rápida reconstrucción, muestran al mundo los esfuerzos que están realizando tanto la Iglesia la Cáritas de Filipinas -con el apoyo fraterno y activo de toda la red internacional de Cáritas- como la propia población filipina por superar esta tragedia, que está ofreciendo una lección de esperanza con la determinación con la que, en medio de la destrucción que les rodea, miran el futuro.

Y es que como ha señalado monseñor Broderick Pabillo, director de Cáritas Filipinas, a los tres meses del desastre, "mientras atendemos la emergencia, debemos tener ya la mirada puesta en el desarrollo de la zona".

"Lo hemos perdido todo, salvo nuestra fe; y eso es lo que nos da la fuerza", cuenta, por su parte, el padre Ivo Velásquez, uno de los supervivientes de Haiyan. Él también ha perdido mucho, pero da gracias a Dios porque "está aquí" y puede luchar por superar este presente y vivir mejor en el futuro. También da las gracias a todo el mundo que ha ayudado a los damnificados con sus oraciones y esfuerzos.

De igual manera se expresa Jasper, otro de los jóvenes que vivió la tormenta y acudió a ayudar a los más afectados. "Han llegado hermanos de otras diócesis de Filipinas y de otros países. Yo les estoy muy agradecido". Y en medio de la tragedia, dice estar seguro de que "todos los filipinos se levantarán con la ayuda de todos, compatriotas y extranjeros".

Toda la red Cáritas reconoce la enorme contribución de las personas beneficiarias y de los voluntarios que han participado en los programas de emergencia. Su ayuda ha sido crucial para que los equipos diocesanos y el personal de Cáritas hayan logrado identificar adecuadamente a las personas más vulnerables y sus necesidades más urgentes, lo que se ha traducido en una respuesta más eficaz a la emergencia. Y no hay que olvidar que muchas de las personas que se presentaban como voluntarios eran también damnificados por el tifón.

Recordemos que Filipinas es el único país católico de Asia, gracias a la acción desarrollada por España, a cuyos monarcas les interesó mantener ese país -pese a ser deficitario para la Corona- para llevar a cabo allí una labor evangelizadora.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com