Pero el negocio no depende de los operadores, sino de las infraestructuras

El estilo populista de don Rafael Correa, presidente de Ecuador, le está llevando a cometer errores sin cuento. Ahora, para competir con Telefónica y América Móvil -Carlos Slim- ha decidido fusionar las tres operadoras de telefonía móvil estatales del país.

Curiosa medida, que está provocando mucha risa tanto en la corporación mexicana como en la española, porque en telefonía móvil, las redes, sostén del negocio, son construidas por las propias empresas -probablemente un error-. Pero quien las posee tiene la sartén por el mango. En definitiva, si quería potenciar la telefonía ecuatoriana -algo muy interesante- lo mejor es que invierta en redes públicas para alquilarlas a operadores privados, no al revés.

De otra forma, Ecuador asombrará al mundo como lo hacía tiempo atrás el franquismo, único país del planeta, como decían los norteamericanos, donde los coches los construye el Estado ya las carreteras por donde circulan, la iniciativa privada. Y es que España era diferente, justo al revés del mundo.