Todo el colectivo escolar anda muy preocupado con el reglamento de Bachillerato aprobado esta semana por el Gobierno. El texto permite pasar de curso con dos asignaturas, lo que obviamente devalúa la educación y consolida la degradación de la escuela española, alejándola del esfuerzo, la disciplina y la autoridad.
La mayoría de las organizaciones educativas han censurado el texto. También la CONCAPA que considera que no es más que la continuidad de la LODE y la LOGSE, en un proyecto educativo sin exigencia. Sólo se ha escuchado una voz discordante. ¿Adivinan? ¡Bingo! El secretario general de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), P. Manuel de Castro, ha aplaudido la regulación. No obstante, ha matizado que será "un lío" llevarla a la práctica: "Cursar de nuevo las asignaturas aprobadas es una especie de rutina tremenda". ¿Qué quiere? ¿Qué se pase de curso con asignaturas pendientes? ¿Qué se dé aprobado general?
El Gobierno del PSOE ha encontrado en este salesiano el aliado ideal para toda su política educativa. La anterior ministra de Educación, María Jesús San Segundo, cometió el error de despreciarle por ser cura. San Segundo pertenecía al sector más anticlerical del PSOE, el de Gregorio Peces Barba. Por contra, la nueva ministra Mercedes Cabrera, alentada por la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, le ha utilizado como ariete contra las asociaciones de padres y contra el PP. La misma De La Vega acudió a la Asamblea de la FERE y les contó a los religiosos de la enseñanza que la Religión no puede ser asignatura obligatoria pero Educación para la Ciudadanía sí. El padre Manuel quedó encantado con la visita.
Es el mismo clérigo que se ha opuesto con denuedo al cheque escolar, y que prefiere continuar en el esquema de conciertos, donde la libertad de enseñanza esta mediatizada por el dinero que los colegios reciben del Estado.