La presión de Economía se ha terminado por imponer. Solbes versus Caldera. 1-0. De momento. Don Pedro argumenta que la cláusula de revisión salarial podría producir tensiones inflacionistas. Casualidad de casualidades, el mismo argumento utilizado desde la patronal.
¿Cómo puede producir tensión inflacionista una revisión salarial de un salario mínimo interprofesional bruto de 513 euros, que afecta a apenas 200.000 personas? Muy fácil. Porque no sólo afecta a esos 200.000 trabajadores que malviven con el salario "ínfimo", sino que su elevación produciría un efecto psicológico de primer orden. Los sindicatos calculan en 1,5 millones de trabajadores los que cobran menos de 600 euros. Y probablemente sean dos millones los que estén pegados al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Nos referimos, principalmente, a los sectores de comercio, hostelería, mensajería y servicio doméstico.
Elevar el SMI produciría una presión psicológica sobre esos dos millones de trabajadores. Y eso es a lo que tienen miedo la patronal. Agreguen a esto que los empresarios no quieren que el ejemplo cunda y que los convenios establezcan esta cláusula de revisión automática. Pero los sindicatos se preguntan por qué razón las rentas de los pensionistas tiene garantizado el poder adquisitivo y no las rentas de los trabajadores peor remunerados.
Además, nuestro país es el Estado de la Unión Europea de los Quince con un SMI más bajo, sólo superado por Portugal. Y por si fuera poco, España presenta la mayor brecha entre salario mínimo y salario medio. ¿Igualitarismo? Pero aún así, el Gobierno sigue reculando y siguiendo la estela que le marcan los sindicatos.
A todo esto hay que añadir que los patronos esperaban una bonificación en las cotizaciones sociales a cambio de consentir la elevación del SMI. Solbes ya respondió en RNE que de bonificación, nada de nada. Y la patronal ha roto la baraja para cabreo de las centrales sindicales, que se encuentran atónitas ante el "digo Diego" de Caldera. Seguridad jurídica para progresar, por favor.
Y en medio de esta trifulca se encuentra Caldera, que no está dispuesto a perderse la medalla de la subida del 4,5% para este año. Después, Dios dirá. De momento, se ha dado un plazo de un mes para "reflexionar" y volver a negociar. Un espectáculo. Indigno, pero espectáculo.