El primer ministro sirio, Wael al Halki, ha sobrevivido a una bomba en el centro de DamascoEl primer ministro sirio, Wael al Halki, ha sobrevivido a un atentado con bomba en el centro de Damasco, aunque la la explosión "ha causado la muerte de un escolta" y de unas ocho personas en total. El atentado se produjo hacia las nueve de la mañana (8 en España) cerca del parque Ibn Rushed, en el distrito de Al Mezze.
Al Mezze se encuentra en la llamada 'Área de Seguridad' de Damasco, que alberga las sedes de numerosas instituciones gubernamentales y militares y las residencias de importantes dirigentes. El hecho de que el atentado se haya producido en esa hipervigilada zona de la capital habla de la posibilidad de que fuerzas opositoras al Gobierno se hayan infiltrado en las fuerzas de seguridad gubernamentales. Y también pone de relieve el grado de operatividad de las fuerzas opositoras, seguramente ayudadas por el fundamentalismo islámico en la zona.
Pero también quiere decir que la insurgencia, dominada principalmente por el fundamentalismo islámico, apunta a la cabeza de la dictadura de Bachar el Asad. Un dictador al que en las últimas horas se acusa de haber utilizado armas químicas contra las fuerzas opositoras, aunque este extremo todavía no ha sido confirmado.
En cualquier caso, la guerra de Siria es uno de los efectos de la llamada Primavera Árabe, en principio liberadora de los pueblos oprimidos y con ansias democratizadoras. Pero la sustitución de los regímenes dictatoriales tradicionales por otros regímenes de apariencia democrática pero igualmente dictatoriales -los dominados por el fundamentalismo islámico- no es la mejor de las soluciones para los árabes que de verdad desean democracia y libertad.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com
Al Mezze se encuentra en la llamada 'Área de Seguridad' de Damasco, que alberga las sedes de numerosas instituciones gubernamentales y militares y las residencias de importantes dirigentes. El hecho de que el atentado se haya producido en esa hipervigilada zona de la capital habla de la posibilidad de que fuerzas opositoras al Gobierno se hayan infiltrado en las fuerzas de seguridad gubernamentales. Y también pone de relieve el grado de operatividad de las fuerzas opositoras, seguramente ayudadas por el fundamentalismo islámico en la zona.
Pero también quiere decir que la insurgencia, dominada principalmente por el fundamentalismo islámico, apunta a la cabeza de la dictadura de Bachar el Asad. Un dictador al que en las últimas horas se acusa de haber utilizado armas químicas contra las fuerzas opositoras, aunque este extremo todavía no ha sido confirmado.
En cualquier caso, la guerra de Siria es uno de los efectos de la llamada Primavera Árabe, en principio liberadora de los pueblos oprimidos y con ansias democratizadoras. Pero la sustitución de los regímenes dictatoriales tradicionales por otros regímenes de apariencia democrática pero igualmente dictatoriales -los dominados por el fundamentalismo islámico- no es la mejor de las soluciones para los árabes que de verdad desean democracia y libertad.
Andrés Velázquez
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