Frente a los programas de educación sexual que se limitan a ofrecer medidas de protección para no contraer infecciones o evitar embarazos, el American College of Pediatricians promueve una visión responsable de la sexualidad que ayuda a los adolescentes a crecer en distintos ámbitos de su vida.
De poco sirve una educación meramente preventiva si los jóvenes no hacen propias una serie de ideas sobre el amor, el respeto, la lealtad, el sacrificio o la delicadeza.
"Los programas basados en la abstinencia antes del matrimonio no se limitan a promover el retraso de las relaciones sexuales", explica Alean Zeiler, del American College of Pediatricians. "También ayudan a los adolescentes a desarrollar rasgos positivos de su personalidad, les enseñan a comprometerse con objetivos a largo plazo y a establecer relaciones saludables desde el punto de vista afectivo".
Establecer vínculos familiares sólidos con los niños y los adolescentes es mucho más eficaz que distribuir preservativos. La familia no solo proporciona el marco apropiado para comprender los conceptos que apuntalan un estilo de vida saludable: también funciona como un bálsamo sobre las heridas emocionales.
En cambio, cuando los médicos promueven el uso del preservativo y la contracepción, "socavan la autoridad de los padres y la fuerza del mensaje sobre la abstinencia". En su opinión, "los padres y los médicos deben trabajar juntos para ofrecer una y otra vez orientaciones claras y firmes sobre el modo de alcanzar una salud óptima, a la vez que mantienen la calidez emocional y la conexión".
Este es el enfoque que propone también el Instituto Médico de Salud Sexual, con sede en Texas, en su programa de educación sexual.
Enric Barrull Casals