En la tarde del lunes se reúne la Comisión ejecutiva de Caja Madrid. Lo más probable es que Miguel Blesa convoque Consejo de administración para el jueves 26... donde podría presentar su dimisión.
La puntilla se la aplicado Comisiones Obreras, hasta el momento su principal aliado en la entidad. Javier López, secretario general, ha pedido que no renueve, como si fuera una Aguirre cualquiera. Ahora sí que Blesa está solo: el PP, el PSOE, UGT y CCOO, todos contra él. El apoyo de Gallardón y Rajoy parece ahora muy lejano.
Es más, Rajoy estaría encantado de colocarle como sustituto a Manuel Pizarro, que fuera presidente de Ibercaja y de la CECA y al que, como dicen en el sector se lo deben. Ahora bien, en el PSOE odian a Manuel Pizarro desde Endesa, y ya han advertido a Aguirre que, si quiere consenso, opte por Guindos. Haber sido presidente de Lehman España no preocupa, porque precisamente, el quebrado banco norteamericano marchaba bien en España... y en pocos sitios más.
Y no sólo pesan las deserciones sindicales. Peligroso es también la mora con la que Caja Madrid cerró el ejercicio, camino del 5% y el aumento en enero y febrero. Clientes caracterizados de la entidad preguntan a los directores de sucursal que está pasando, en una entidad que lleva seis meses paralizada por el empecinamiento de un Blesa que se niega a dejar el cargo. Pero ahora ya está demasiado solo, y hasta sus valedores, como José María Aznar, piensan que es mejor la dimisión.
En el peor momento, dicho sea de paso, porque Aguirre le ofreció una salida honrosa, mantenerse en el cargo hasta que culmine, en septiembre, el proceso de renovación, e incuso aspirar a la Vicepresidencia de la futura British Airways-Iberia, pero el orgullo le pudo: pensó que podrían vencer. Ahora, lo tiene más complicado.