E.ON podría encontrarse con serios problemas en el suministro de gas ruso para el próximo invierno. El Gobierno Prodi adopta el sistema alemán para defender a sus empresas energéticas: fusiones entre petroleras y eléctricas: y antes de ese, no sería de extrañar que el informe de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) fuera de veto total a la OPA de E.ON. Se confirma que, en la Unión Europea, el más liberal es el que pierde
La calima veraniega europea se rompía en la madrugada del martes cuando el periódico económico italiano Il Sole 24 Ore afirmaba, y nadie lo ha desmentido, que el gobierno de centroizquierda de Romano Prodi alentaba una fusión entre las dos grandes compañías energéticas de aquel país, la petrolera ENI y la eléctrica ENEL. Prodi pretende hacer exactamente lo mismo que los germanos, actuales protectores del librecambismo continental, (porque el único librecambismo que existe en Europa es el inglés): en lugar de hacer leyes proteccionistas, fusionan sus empresas energéticas hasta constituir grandes conglomerados capaces de comer y difíciles de digerir. E.ON no es más que el producto de la fusión de varias compañías eléctricas alemanas, a lo que se añadió la gasista pública Rurh Gas. ENI es la tercera petrolera europea, ENEL es la segunda eléctrica de la unión, juntas resultan inabordables. Además, en Italia están convencidos de que si E.ON fracasa en su OPA frente a Endesa, pretenderá conquistar ENEL. Así que, por si acaso, se preparan con la creación de una empresa energética integral que aúna hidrocarburos y kilowatios. Y toda esta política nacionalista promocionada por un gobierno de izquierdas, presidido por el campeonísimo de la europeidad, el ex presidente del ejecutivo comunitario Romano Prodi.
Precisamente, un ex presidente de la Comisión Europea, el organismo protoeuropeísta que no deja de masacrar a la Administración española por intentar evitar que la primera eléctrica de nuestro país, y de toda Iberoamérica, caiga en manos alemanas. Está claro que aquí el más tonto hace relojes y que en Europa todo el mundo juega a liberal hasta que le tocas sus empresas.
La operación italiana ha relanzado las tesis del ministro de Industria saliente, José Montilla, así como la de la mayoría socialista en la Comisión Nacional de la Energía, que antes de acabar el presente mes tendrá que dictaminar acerca de la OPA de E.ON sobre Endesa. En otras palabras, Montilla es partidario del veto puro y duro a la OPA de E.ON, la otra alternativa de la Comisión que hasta ahora parecía ganadora era un sí condicionado a la OPA, colocando como inasequibles la política nuclear y las centrales térmicas de carbón.
En un continente donde Alemania e Italia promueven funciones desde el Gobierno y donde los franceses, aún más descarados, hacen leyes para salvar sus monopolios estatales a España se le ponen todo tipo de zancadillas, para fusionar a una empresa de hidrocarburos con otra eléctrica. Esto no quita naturalmente, los dos puntos más débiles de la OPA de Gas Natural, el precio y la venta de activos a Iberdrola.
Porque, además, los problemas se acumulan sobre la mesa del presidente de E.ON, Wulf Bernotat. El presidente ruso Vladimir Putin y su gigante Gazprom, la compañía que produce el 20% de todo el gas mundial no atraviesan su mejor momento y no olvidemos que Gazprom es el suministrador de gas de E.ON. Según rezan los confidenciales internacionales de energía al conflicto ruso-ucraniano por el gas, se suman ahora las diferencias entré Moscú y las ex repúblicas soviéticas que, asimismo, forman parte de la geografía rusa del gas. Aún no se sabe, en julio, si para el próximo invierno los alemanes tienen asegurado el suministro gasístico. En todo el sector gasero mundial cunde la idea de que Vladimir Putin no es tipo de fiar y que ningún gaseoducto puede asegurar el suministro energético a ningún país. Se necesita diversificar, no sólo el origen del gas, sino también el transporte, lo que implica la correspondiente infraestructura de plantas de licuefacción, buques gaseros y plantas de regasificación.