La Iglesia Anglicana ha hecho pública su oposición a la pretensión del gobierno británico de permitir el matrimonio civil a parejas homosexuales.
En una respuesta a la consulta del gobierno sobre matrimonio entre personas del mismo sexo, esta Iglesia estima que cambiar la comprensión civil del matrimonio cambiará el modo en que se define el matrimonio por todos, a pesar de que el gobierno asegure lo contrario.
La misiva, firmada por los arzobispos de Canterbury y de York, sugiere que un cambio de este tipo "alteraría la naturaleza intrínseca del matrimonio como unión de un hombre y una mujer, como está establecido en las instituciones humanas a lo largo de la historia".
El documento explica que "el matrimonio beneficia a la sociedad de muchos modos, no sólo promoviendo la reciprocidad y la fidelidad, sino también reconociendo una subyacente complementariedad biológica que incluye, para muchos, la posibilidad de la procreación. La ley no debería tratar de definir más allá de la objetiva distinción entre hombre y mujer".
Después de unos índices de divorcio en Inglaterra en aumento y representan un gran costo para la sociedad británica, estimado en 44 billones de euros al año. Muchos ciudadanos y entidades civiles están de vuelta, porque han experimentado el costo social que conlleva alejarse de la familia formada por un hombre y una mujer para siempre.
Es notorio que tanto instituciones religiosas no católicas y fundaciones civiles de un país desarrollado proponen una vuelta a la llamada "familia tradicional".
No se trata pues de la injerencia de la Iglesia Católica, sino de la búsqueda de solución para un problema que de hecho ya afecta seriamente a muchas naciones del Primer Mundo.
JD Mez Madrid