Esto de la política es ruin. Resulta que el ministro de Interior francés, Nicolás Sarkozy, optó por un perfil bajo en la represión de las manifestaciones que han tenido lugar últimamente en Francia. Su estrategia no era aplacar la violencia a besos, sino dejar que las cámaras grabasen el desastre de la furia colectiva para mayor desgaste del primer ministro Dominique de Villepin, con quien debe de competir por la candidatura del centro-derecha francés. Eso es fidelidad.
Al menos eso es lo que cuentan los enviados especiales españoles a Paris que han vivido el horror de la barbarie de la izquierda más radical sin freno alguno por parte de la policía gala. Quema de coches, apaleamientos, barricadas salvajes. Todo un espectáculo urbano que la izquierda aprovecha para su movilización y cuyo beneficiario puede ser Sakozy. ¿A ver si se han equivocado de trasero?