El ministro de Economía, Luis de Guindos, se nos ha puesto sarcástico; en la mañana del martes 11 ha propuesto, sin ulteriores concreciones, la puesta en marcha de un sistema, quizás institución, de capital-riesgo, para pymes. De esta forma, las pequeñas empresas obtendrían la financiación que no les proporcionan los bancos.
Hombre, ministro, sin cachondeos. El capital-riesgo nació, en efecto, para apoyar al emprendedor. En lugar de acudir al banco, el fondo de private-equity compraba el 49% de una empresa y luego el propietario se encargaba de recomprarles la participación.
Pero eso duró poco porque, de esta forma, no se gana dinero rápido. El capital-riesgo 'evolucionó' -¡Bello concepto!- y enseguida comenzó a invertir en grandes empresas, especialmente en las sociedades cotizadas. Ahí sí que se pueden hacer chanchullos y ganar dinero: fusiones, fisiones, apalancamiento y desguace o simplemente jugar con la cotización. Las pymes no le interesan al capital-riesgo.
Otra cosa es que fuera capital-riesgo público, pero ya se sabe que eso ha sido un saco de pérdidas para el Gobierno.
Mire usted, señor Guindos, ni los bancos le hacen caso ni dan dinero a los emprendedores. Lo que tiene usted que hacer es que el ICO arriesgue mucho más, proporcionando más financiación a las pymes.
Pero lo del capital-riesgo suena a pitorreo para los pequeños empresarios, profesionales y autónomos.
Eulogio López
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