- Pedirá autorización a la próxima junta para ampliar capital en 251 millones de euros y emitir bonos por hasta 800 millones.
- En cuanto al 9,2% de Repsol, no lo venderán ni en todo ni en parte.
- Mientras tanto, prosigue la vuelta a los orígenes del grupo, lo que implica enajenar los activos no estratégicos.
- Manuel Manrique se queda con construcción de obra civil e industrial y concesiones.
- Durante el primer trimestre del año la compañía ha ganado 25 millones de euros, un 16,7% menos que en 2013.
La jibarización de Sacyr es un hecho. A su presidente, Manuel Manrique (en la imagen), no le importa tanto el tamaño del grupo como lograr que sea rentable y que el balance esté saneado. Pero el objetivo está aún lejano y el camino no está exento de dificultades.
Para empezar, el próximo lunes dos de junio, pedirá autorización a la junta general de accionistas para ampliar capital por hasta 251 millones de euros y para emitir bonos por hasta 800 millones de euros. El objetivo: colocar un paquete de Testa -la filial patrimonialista del grupo especializada en alquiler de oficinas, de la que posee el 99,5%-, aprovechando el buen momento del mercado. Eso sí, en ningún caso Sacyr perderá el control de su filial, que durante el primer trimestre del año aportó el 45% del Ebitda total.
Lo que Manrique no está dispuesto a vender, de momento, ni parte ni todo del 9,2% que mantiene el grupo en Repsol. Desde la constructora recuerdan que compraron las acciones cuando su valor era de 26 euros, mientras que ahora ronda los 20 euros.
Mientras tanto, prosigue la vuelta a los orígenes de Sacyr, lo que implica, sí o sí, enajenar activos no estratégicos. Al final, Manrique se quiere quedar con construcción de obra civil e industrial y concesiones, además de con patrimonio y servicios. Y todo con un mayor peso del negocio fuera de España.
Por el momento, durante los tres primeros meses del ejercicio, Sacyr ha ganado 25 millones de euros, un 16,7% menos que en 2013 y el Ebitda ha caído un 18,2%, hasta los 81 millones de euros. Las ventas han bajado un 13%, hasta los 582 millones de euros, fundamentalmente por la actividad de construcción en España, que bajó un 64%. Se unen a este impacto negativo la regulación de las renovables y las desinversiones del grupo.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com