• En el país africano, los Anti-Balaka (formados por exmilitares y delincuentes) están atacando a la población civil (muchos de ellos musulmanes inocentes) tras los crímenes que cometieron los yihadistas de Seleka contra todo tipo de ciudadanos, especialmente cristianos.
  • Pero insistimos: los Anti-Balaka no son milicias cristianas que atacan a los musulmanes.
  • Mientras, las parroquias cristianas acogen a la población: "El 60% de la población de Centroáfrica está escondida, protegida y hacinada en las parroquias", contó el obispo Juan José Aguirre a Hispanidad. 
Insistimos: en la República Centroafricana, en este momento, no hay cristianos matando musulmanes, sino que lo que hay son exmilitares y delincuentes (llamados Anti-Balaka) que han atacado a musulmanes inocentes tras los crímenes que cometieron los yihadistas de Seleka contra todo tipo de población civil, especialmente contra los cristianos. Pero en ningún caso los 'Anti-Balaka' son cristianos que se dedican a matar musulmanes, como aseguran algunos medios de comunicación. 

En esa situación, alrededor de 15.000 musulmanes, se encuentran atrapados en la capital, Bangui, y otros puntos del norte, el noroeste y el sur del país. Y, como explicó el obispo de Bangassou (República Centroafricana), Juan José Aguirre, a Hispanidad: "El 60% de la población de Centroáfrica está escondida, protegida y hacinada en las parroquias". O sea, población (cristiana y musulmana) protegida en las parroquias ante la violencia de los anti-Balaka (que no son milicias cristianas, insistimos).

Pues bien: en ese contexto, lo último en la República Centroafricana es que al menos 22 personas han fallecido, entre ellas 15 líderes locales y tres cooperantes de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), en un ataque perpetrado por hombres armados contra una reunión de notables en una instalación del grupo humanitario en la localidad de Nanga Boguila (centro).

La emisora Radio France Internationale ha indicado que las primeras informaciones apuntan a que el ataque ha sido ejecutado por miembros de la milicia yihadista Séléka, que habrían saqueado además varios edificios.

Los incidentes armados contra trabajadores humanitarios se han multiplicado en el país africano en los últimos meses. En marzo, un colaborador del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue asesinado en la localidad de Ndélé.

La ONU ha cifrado en miles el número de muertos y en 2,2 millones --alrededor de la mitad de la población-- el número de personas que necesitan ayuda humanitaria desde que en diciembre de 2012 se alzase en armas la guerrilla yihadista Séléka. En respuesta, surgieron los 'Anti-Balaka' (ex militares y delincuentes; no milicias cristianas, repetimos una vez más, porque lo han contado misioneros, que están allí, al pie del cañón y son los que realmente saben lo que pasa).  

Además, más de 650.000 personas son desplazados internos, mientras que más de 290.000 han huido a los países vecinos buscando refugiarse lejos del conflicto.

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, alertó de la existencia de casos de decapitaciones de niños, violaciones y actos de canibalismo en el marco del conflicto desatado en RCA, antes de subrayar que "el odio intercomunitario sigue a un nivel aterrador" en el país.

Ante esa brutal situación, la ONU debería hacer algo, como mandar Cascos Azules a proteger a los ciudadanos.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com