Sí, la operación de Sacyr y Pemex para echar a Antonio Brufau de Repsol se desinfla, pero se corre el peligro es que el enfrentamiento se estanque.
Quizás por ello, Antonio Brufau ha jugado una carta que nadie esperaba: Repsol ha contratado los servicios de asesoría de Mediobanca, el brazo armado de la política y la industria italiana en materia financiera. Curioso, porque el responsable de Mediobanca en España así como presidente de Endesa, es Borja Prado Eulate, asesor personal de Luis del Rivero, se supone que hasta el momento presente, al igual que en la otra batalla paralela -y muy similar-, de ACS, contra Iberdrola, donde financia y asesora a Florentino Pérez, frente a Ignacio Galán. Digo similar porque ambos acaban, o han acabado ya, en los tribunales y porque en ambos la cuestión jurídica es la del presunto conflicto de competencias, aunque sí existe una diferencia: Sacyr y Pemex están en el Consejo de Repsol mientras ACS no está en el de Iberdrola... por razón de competencia.
En cualquier caso, la jugada de Brufau impone un cambio en la estrategia y un peligro: puede suponer alejarse de Pemex y caer en el peligroso ENI, porque Borja Prado tiene muy claro para quién trabaja, y porque hay más razones para negarle la entrada al extracomunitario Pemex que al europeo ENI, aunque la misma para negársela: ambas son empresas públicas controladas por sus respectivos gobiernos.
Posibilidad de acuerdo no existe porque, a estas alturas de la deuda asumida, Luis del Rivero necesita controlar Repsol para vender activos, pagar dividendos extraordinarios y poder pagar su deuda al Santander y el resto de bancos acreedores. Además, son muchos los que le animan a seguir adelante. La mexicana Pemex, una de las petroleras consideradas más corruptas del mundo, también tiene problemas internos y con el Gobierno mexicano de Felipe Calderón pero no abandona la pugna.
Ahora bien, entre los que animan al presidente de Sacyr a que continúe su guerra están el propio Banco Santander, coordinador de los bancos acreedores del crédito de más de 5.000 millones de euros (ahora quedan 4.900), solicitado para adquirir el 20% de Repsol y cuyo principal vence en noviembre. La verdad es que los bancos extranjeros preferirían que se ejecutara el aval, es decir, las propias acciones de Repsol, pero están cogidos en el contrato común, y Emilio Botín, el hombre que vendió la española Cepsa, segunda petrolera española, ahora está dispuesto a que se trocee la primera para cobrar su deuda.
Pero hay más interesados que azuzan a Del Rivero a seguir en la batalla. De entrada, el ministro Miguel Sebastián, que sabe próximo el final de su vida pública que terminará con el zapaterismo, hoy en agonía. Rubalcaba no cuenta con él y sospecha que ha sido su equipo quien ha filtrado su voluntaria salida de la vida política. Y sí, Sebastián hubiera querido continuar, aunque fuera en calidad de diputado de base.
Por cierto, muy buenas las declaraciones del ministro de Industria en Santander durante la mañana del martes: Repsol será considerada española si el primer accionista es español. Y Luis del Rivero es natural de Murcia y primer accionista de la petrolera... mientras logre pagar su deuda.
Peor es que en la conspiración Sacyr-Pemex había otros elementos. Dos especialmente importantes: Miguel Barroso y Javier de Paz. El mejor amigo que le queda al presidente Zapatero en su retirada. Barroso, esposo de la ministra Carme Chacón se juramentó para acabar con Antonio Brufau el día en que éste le retiró el contrato publicitario que tenía en Repsol con campañas, por cierto, un tanto similares a las que vendía a Sacyr. Barroso, ex asesor de Zapatero y hombre clave en Mediapro-La Sexta, antes grupo de propaganda de Zapatero y hoy de Carme Chacón, es el representante en España de WPP, la mayor multinacional de publicidad del mundo, dirigida por el insigne Sir Martin Sorrell, hombre clave en la nomenclatura del Nuevo Orden Mundial (NOM) progresista.
Eso sí, la actividad demasiado visible de Barroso para acabar con Brufau ha provocado un efecto no deseado: que Rubalcaba se haya pasado al bando de Repsol. Rubalcaba compitió con Chacón -y ganó- por el liderazgo socialista, y sabe que si su resultado electoral el 20-N es tan malo como se prevé, podría perder la primacía socialista en favor de la ministra de Defensa. Está claro que el zapaterismo agónico quiere librar su última batalla en Repsol.
Otro que apoyaba la campaña Sacyr-Pemex es Javier de Paz, cuya trayectoria profesional tuvo en el pasado algún punto de contacto con Brufau. De Paz, consejero de Telefónica, es, junto a Miguel Sebastián el mejor defensor de Del Rivero ante Moncloa en esta y otras operaciones. También él considera que la guerra no ha hecho más que empezar.
El problema, claro es que se repita el caso de Endesa, o pelea entre dos españoles a beneficio de un tercero.
En el entretanto, Mariano Rajoy no quiere entrar en la batalla. No soporta a Luis del Rivero y no atiende los requerimientos de éste, a través de algunos miembros de la cúpula del PP, para explicarle la situación y sí ha recibido a Brufau y le manifestó su apoyo. Pero ahora lo que pretende Rajoy es llegar a La Moncloa. Luego se preocupará de Repsol. Esperemos que no sea demasiado tarde.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com