El ex director del FMI sigue en el candelabro, que diría Sofía Mazagatos. ¿La última? Ha sido invitado a la reunión del Banco Asiático de Desarrollo. Aznar arremete contra la gestión de Rajoy y Mayor Oreja considera un despilfarro no contar con la vieja guardia de los populares: Cascos, Aznar y el mismo Rato. Acebes dimite y el ex director gerente del FMI se deja querer en los saraos de la City a la espera de una aclamación
Se suponía que había dejado el FMI por razones personales y familiares. Así lo señaló en la nota de prensa con la que se formalizó su salida del organismo internacional para disgusto de un Ejecutivo Zapatero que descontaba las posibilidades de colocar a ningún español -incluida Elena Salgado- en ningún organismo internacional. Los españoles tiran la toalla a mitad de partido, era el discurso más escuchado entonces.
Después vino el fichaje por Lazard y por La Caixa. Vaya, no se había ido para cuidar de los suyos, sino para ganar dinero, lo que es legítimo, pero no es igual que cuidar de la familia. No es tan fácil trabajar en Londres y Barcelona a la vez e ir por las tardes a Madrid a recoger a los niños del cole.
Cuestiones menores al margen, lo llamativo es que Rato, lejos de la discreción empresarial razonable para una actividad empresarial sigue añorando estar en el candelero. Visita a consejeros de Aguirre y a editores afines al PP. Y por si fuera poco, participa en saraos varios de la Cámara de Comercio o de lo que salga. Lo que sea con tal de estar en el candelabro -que diría Sofía Mazagatos- y que no se olviden de él. Por si acaso. ¿El último? Actuará como ponente en la reunión del Banco Asiático de Desarrollo que se celebra esta semana en Madrid junto a Solbes y MAFO.
Se supone que Erre que erre debería estar trabajando en lo suyo. Quizás sea lo suyo: capitalizar relaciones públicas para negocios privados. O no, que diría Rajoy. Quizás sea el ánimo de estar ahí, en la esfera pública. Al fin y al cabo sigue teniendo el virus de la política inoculado. Quizás ha regresado a la City madrileña para pleitear por la dirección del PP. Quizás siga manteniendo vivas las esperanzas de ser el presidente que Aznar no quiso.
Y por cierto que el ex presidente se está arrepintiendo del dedazo. Mariano era un campeón nacional en situaciones normales. Ni mancha ni limpia, como lo definió José María García. Pero la gestión de la crisis interna, su encastillamiento prescindiendo de los pesos pesados y la falta de iniciativa política no le está gustando nada, aunque Josemari prefiera mantenerse silente para no meter más ruido en el sistema.
Pero la realidad es que Zaplana ha hecho ya las maletas, Acebes ha empezado a enviar curriculums y Pizarro se encuentra de diputado raso aguantando el temporal. Mayor Oreja ha tenido que hacer de voz de Aznar para decir que es un despilfarro no contar con Cascos, Rato o el mismo Aznar.
Y aquí está la verdadera cocina. No se trataba de un pulso entre Aguirre y Rajoy, como ya hemos dicho. Sino entre Aguirre-Rato-Oreja-Aznar y Rajoy. Y en estas, D. Mariano tiene todas las de perder. Por eso el nº 2 de Aguirre, Ignacio González, se permite afirmar que ha acabado la batalla, pero no la guerra.
Rato sabe que en la actual situación del PP, el único recambio seguro y con posibilidades de victoria es él. Lo sabe y se deja querer. A la espera de una aclamación popular que quizás llegue algún día. De momento, sarao que te crío y wait and see. A Rajoy se le hace cada día más difícil remar en contra y en solitario.