El martes 5 se presentaba en sociedad el último libro del historiador Pío Moa: "1934: Comienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda". Moa defiende la tesis ya conocida: la guerra civil comienza en 1934 por un intento de golpe de Estado de las izquierdas, que terminó en fracaso. La izquierda de entonces no aceptó la victoria electoral de la CEDA el 19 de noviembre de 1933. Ese mismo día, el presidente del PSOE, Largo Caballero -el "Lenin español"- insta a la directiva de su partido a concretar "un movimiento revolucionario a fin de impedir un régimen fascista". Repasar la prensa oficial del PSOE de aquella época permite observar el ánimo subversivo del socialismo español de la II República. Un ánimo no compartido por Julián Besteiro, que ya vaticinó que "envenenar las mentes de los trabajadores" produciría un baño de sangre.
Pero el "Lenin español" se impuso. Sabían bien que Gil Robles no representaba una amenaza fascista al modo de lo ocurrido en Alemania, Italia o Austria. Pero "vendió" esa versión y las masas la "compraron". Por eso, Moa no comparte la tesis de la "guerra preventiva" que defiende el filósofo asturiano Gustavo Bueno.
El historiador cree que más que guerra preventiva, la Revolución de Asturias fue una "guerra ofensiva", un golpe de Estado frustrado, que pretendía la revolución sovietizante. "El PSOE haría bien en reconocer esta realidad para evidenciar que el PSOE de hoy no es el PSOE de la II República", apunta Moa. En su opinión, el agiornamiento de Suresnes abandonando el marxismo no es suficiente. Considera que hay ciertos paralelismos con la situación actual, aunque reconoce que hoy la situación es mucho menos crispada y tensa que entonces.