El director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, ha tenido que prescindir de los servicios de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Servicios Generales de Banca y Bolsa (AUGE), porque su jefe, el valenciano José María Davó, es un hombre sincero, y en una entrevista con la revista Época se le ocurrió contar el maridaje que se traía con El Mundo y, en otro alarde de transparencia, advirtió a la periodista que esto se solucionaría cuando el presidente de Telefónica, César Alierta, pusiera sobre la mesa 100 millones de pesetas... en un restaurante de lujo de Madrid. Este último detalle, lo del restaurante de lujo, es fundamental.
Pero Pedro José no se rinde. Con AUGE quemada y en los tribunales, el periodista consigue que se haga con el caso Alierta un juez que cuenta con todas sus simpatías: Santiago Torres. Éste resucita el sumario, o presunta información confidencial del presidente de Telefónica cuando lo era de Tabacalera. Dicho sumario hacía sido sobreseído por el magistrado de turno, por la Audiencia Nacional, por la Fiscalía General del Estado y por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Pero, como dicen los americanos, lo importante es tener un caso. La combinación ideal es disponer de ese sumario, de un juez dispuesto a llevarlo adelante y de una asociación en calidad de acusación particular. Hasta ahora esa asociación era AUGE, pero, desde el presente momento, El Mundo ha puesto en lo más alto, en su portada del martes 28, a la Asociación Contra la Injusticia y la Corrupción, AINCO (rogamos no hagan rimas fáciles con el nombre), que actúe como acusación particular. Y no se trata de una inocentada.
AUGE llevó el caso del sobrino de Alierta, Luis Javier Placer, quien habría ganado 300 millones de las antiguas pesetas invirtiendo en Telefónica. Tal y como dijo el juez, la operación es fea, porque el ideal es que los familiares de un presidente no inviertan en esa empresa, ni ganando ni perdiendo, pero los argumentos de El Mundo, en el sentido de que hubo información confidencial, no se mantenían, y así lo definieron los tribunales.
Ahora, AINCO-El Mundo tiran de otro apartado del mismo expediente en el que la CNMV no encontrara nada extraño. Se trata de una SIMCAV (instrumento utilizado por los millonarios para invertir en Bolsa), de nombre Lierde, de la que el matrimonio Alierta posee un 21% y que invirtió 50 millones de pesetas en Tabacalera. El Mundo afirma que el actual presidente de Telefónica compró y vendió acciones de Tabacalera, pero lo cierto es que en el auto del juez Torres sólo se afirma que Lierde, participada en un 7% por Alierta y en un 14% por su mujer, Cristiana Placer, compró, pero no vendió. Es más, la compra de títulos de Tabacalera no representan ni el 2% del capital de la SIMCAV.
La compra, por otra parte, se hizo mediante un broker ciego, en este caso la caja aragonesa Ibercaja, por lo que el propietario no decide sobre dónde se invierte su dinero. Pese a todo, el juez Santiago Torres ha decidido llamar a declarar como imputado al presidente de Telefónica. Esto no ha hecho más que empezar. Pedro J. Ramírez ya ha prometido a sus redactores que la cabeza de Alierta va a rodar, y que, en cualquier caso, el juez va a dar muchos motivos de alegría, y muchas portadas, a El Mundo.