El hombre que siempre dice hablar en nombre de SM el Rey consiguió que el barco de la anterior edición acabara en el fondo del mar

Los patrocinadores de la exitosa Copa América, especialmente Iberdrola y Caja Madrid, sólo pusieron una condición para seguir adelante: que Pedro Campos y Calvo Sotelo no estuviera en el equipo organizador, por lo que esa tarea de coordinación correspondió a Agustín Zulueta, quien lo ha hecho estupendamente bien. Pero ahora viene la Ocean Volvo Race, o Vuelta al Mundo de Vela, mucho más espectacular pero menos famosa, dado que la TV no puede retrasmitir su singladura por los océanos. En plata: la Copa América es la fórmula 1 de mar mientras la Volvo es el Campeonato de Ralis. Y los deportes de masas son aquellos cuya emoción pude ser retransmitida por la tele.

Por bien, en la anterior edición de la Ocean Volvo Race, Pedro Campos, que siempre se presenta como representante de la Casa Real, le sacó a Telefónica 16 millones de euros. A cambio, fabricó un barco que partió de Sanjenjo, en el sur de Galicia, y se averió en la frontera con Portugal. La cosa fue de mal en peor, hasta que antes de terminar la prueba, frente a las costas británicas, terminó en el fondo del mar. Lo que se dice una gran inversión. Por otra parte, nadie se explica por qué costó tanto construir la nave y mantener a la tripulación: hablamos de 16 millones de euros.

Pero como no hay dos sin tres, Campos insiste este año a la misma empresa, siempre con la sombra de la Zarzuela detrás. Y tras su exitosa aventura anterior esta vez no ha pedido 16, sino 24 millones de euros. No asegura que el buque no se vaya a hundir en la primera etapa, pero sí que creará muchos puestos de trabajo en Alicante, desde donde parte esta vez la Ocean Volvo ¿que cuál es el argumento para convencer al Consejo de Telefónica de soltar tamaña pasta gansa? En la desgravación fiscal que comporta. Ello nos lleva a preguntarnos qué tiene la vela como para desgravar esa cantidad, pero, con todo, la desgravación siempre supone un ahorro neto, y, por tanto, discutible, La verdad es que en Telefónica le han divertido, de entrada, a don Pedro, que reduzca un poco la minuta.

Pero observen que todo esto importa poco a don Pedro. En esta información de El País pueden comprobar que el hombre no se vende mal, no señor.

¡Ay, Majestad! ¡Cuántos negocios se hacen en su nombre!