La Convención es impulsada por la ONU, la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) y la Planned Parenthood

 

Los nombres rimbombantes en los que aparecen las palabras derechos de los jóvenes se acaban convirtiendo en un coladero para todo tipo de medidas leyes que promocionan la orientación sexual, sustituyen la determinación biológica del sexo por una construcción cultural, promueven la homosexualidad, la anticoncepción, la esterilización voluntaria y el aborto y que, en definitiva, se vuelven contra los jóvenes.

A veces, las presiones a las que se van sometidos los países por organismos internacionales son tan fuertes que acaban cediendo ante ellas. Por eso resulta llamativo que Paraguay haya sido capaz de resistir ante las agencias de la ONU, la Organización Iberoamericana de Juventud u otros países como Uruguay o Perú, tal y como informa Noticias Globales.

El proyecto fue rechazado por la mayoría de la Cámara de Diputados (50 de un total de 52), pero gran parte del papel decisivo ha sido de los grupos pro vida y las familias que con manifestaciones se han opuesto a la aprobación de esta convención.

La Convención ha sido ratificada ya por Ecuador, Costa Rica, Honduras, España o Bolivia, otros muchos países iberoamericanos están en el proceso de ratificación y unos pocos no lo han hecho todavía.

Lo que está claro es que la presión continuará, pero al menos se ha conseguido dar un paso en la defensa de la dignidad del ser humano.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com