Sr. Director:
Escribió Chesterton hace muchos años un libro llamado La esfera y la cruz. En él se cuenta la historia de un ateo beligerante que empieza quitando las cruces de su casa y acaba atacando una valla de madera porque los travesaños de madera que la forman le recuerdan a la Cruz. Cuando leí ese relato no pude evitar esbozar media sonrisa pensando lo estúpido e improbable de tal acción. Debo decir que me equivoqué de plano, ya que ese tipo de acciones ya han llegado a nuestra sociedad.
Ocurrió la pasada noche en Guadalajara, cuando, al abrigo de la oscuridad, unos desconocidos de carácter irracional, decidieron quemar la estructura del portal de Belén que se pone cada año frente a la iglesia de San Ginés. En el interior del portal no estaban las imágenes (que se guardan, prudentemente, cada noche), pero esos individuos, quizá espoleados por la beligerancia contra la Navidad que se ha despertado en España, pensaron que sería una gran victoria quemar el pobre portal, que al fin y al cabo sólo es madera, no significa nada sin las figuras que se ponen en él.
Pero ahora sé que las vallas de madera destrozadas en mi ciudad, seguramente, habrán sido derribadas por estos descerebrados que ven Cruces y Nacimientos donde no los hay.
Belén Rincón García
yavembar@yahoo.es