Sr. Director:

La próxima Ley de Igualdad (Equality Act) de Gran Bretaña quiere asegurar los llamados derechos homosexuales y evitar la discriminación. Pero el cardenal Cormac Murphy-O'Connor, arzobispo de Westminster y primado de los católicos ingleses, ha pedido al Gobierno británico que las agencias de adopción católicas no sean penalizadas si dejan fuera del proceso de selección de adoptantes a las parejas del mismo sexo.

Sería una discriminación irracional, innecesaria e injusta que estas agencias tuvieran que actuar contra la enseñanza de la Iglesia y de sus propias conciencias. El cardenal Murphy-O'Connor hace un llamamiento al juego limpio, particularmente para los muchos niños, católicos o no, que se benefician de los extensamente reconocidos servicios de adopción que, con profesionalidad y dedicación, se ofrecen a través de nuestras agencias de adopción católicas.

Las 12 agencias católicas gestionan el 4 por ciento de las adopciones totales, pero representan el 32 por ciento del sector de voluntariado dedicado a adopciones. Es decir, que tramitan una tercera parte de los casos más difíciles, lo cual cuenta con apoyo económico por parte del Estado. De la política, Ruth Kelly, católica y ministra de Mujer e Igualdad, dependerá la aplicación de la Equality Act.

En defensa de la Iglesia católica han salido los arzobispos anglicanos de Canterbury y York, que han recordado en una carta a Tony Blair que los derechos de conciencia no pueden ser supeditados a las leyes, aunque sea con buena intención. Ante esta peligrosa unión de las religiones cristianas, importantes miembros del Gobierno laborista ya han emergido a la pugna mediática para reafirmar el compromiso del partido con los derechos de los homosexuales. Sin embargo no defienden los derechos de los niños a tener un padre y una madre de distinto sexo.

Clemente Ferrer Roselló

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