Es notorio que algunos piensan que todo vale con tal de que no se hable de la crisis económica y del fracaso absoluto de un Ejecutivo superado por las circunstancias y políticamente amortizado.
Es triste, en todo caso, que las víctimas del oportunismo gubernamental sean las más débiles: el nasciturus, que no puede defenderse por sí mismo, o las adolescentes, a las que se pretende otorgar la responsabilidad de una decisión que puede determinar para siempre el transcurso de su vida.
No es lícito atribuir a los obispos la intención de que las mujeres que aborten vayan a la cárcel, como dicen, con cierta agresividad, los miembros del Gobierno y de su partido a la hora de abordar un asunto que afecta a la conciencia y a las convicciones más profundas. Pienso que el derecho y el deber de la Conferencia Episcopal es iluminar la conciencia de los cristianos y hacer llegar la doctrina inequívoca de la Iglesia al conjunto de la sociedad española.
Cualquier restricción a esta facultad es contraria al Estado de Derecho y a las libertades democráticas. Aunque para algunos parece que todo vale.
Jesús Domingo Martínez