Los niños constantemente alabados, a menudo se convierten en adultos susceptibles con dificultades en el trabajo o en la vida personal, debido a sus reacciones negativas. Lo afirma la psicóloga clínica Patricia Dalton.
Pediatras y terapeutas atienden niños de todas las edades que no temen en absoluto a sus padres. No tienen miedo a su poder, ni a sus castigos. Los psicólogos infantiles no apoyan comportamientos paternos autoritarios o violentos. Defienden aquella mirada de los padres de antes. Suficiente para obedecer inmediatamente.
Muchos padres creen que lo que hace a los niños triunfadores y felices es la autoestima. Por eso, halaban mucho a sus hijos. No les dan órdenes. Les preguntan si harán algo y ellos les contestan que no. Dalton explica que esta educación no ayuda, ni conduce al éxito; hace daño. Son recetas para el desastre.
Los estudios clínicos han mostrado que la autoconfianza en combinación con algo de vulnerabilidad hace a la persona más atractiva para los demás.
Clemente Ferrer Roselló
clementeferrer@yahoo.es