La Plataforma "La Vida sí importa", a quien hay que agradecer sus luchas en favor de los más débiles, se equivoca de pleno con el comunicado que ha remitido el lunes a los medios informativos. Un comunicado que yerra en tres aspectos: teórico el uno, práctico el otro, ingenuo el tercero. No se trata de reducir el número de abortos, sino de anularlos. Es verdad que la ley de aborto de Felipe González no sólo es homicida sino hipócrita, dado que el 97% de los abortos se realizan por el inexistente peligro para la salud psíquica de la madre. Ahora bien, quien quiera defender la vida no puede aceptar tampoco una ley corregida, si esa ley posibilita la muerte provocada de un inocente.

Luego existe una razón práctica. Como repite el lobby feminista, que se nutre del lucrativo negocio del aborto, para ellas el simple hecho de que se impida abortar a una mujer supone que su salud psíquica está en peligro. Por tanto, si la ley se modifica lo que harán los mataderos Dator y compañía consistirá en cumplir la ley: se contrata a una serie de psicólogos y psiquiatras sin escrúpulos que atestiguarán que la mujer necesita abortar o sufrirá graves secuelas psíquicas. Será por expertos... Si no lo han hecho hasta ahora, era para ahorrar costes, pero el negocio del aborto tiene mucho margen: su cuenta de resultados no se resentirá con el cambio. Es lo mismo que ocurre con el gaymonio. Muchas almas bondadosas, adoptaron la postura del Partido Popular, según la cual todo se solucionaba si al matrimonio homosexual se le llamaba de otra forma. Quienes aceptaban esa solución no se daban cuenta de que estaban otorgando la categoría de convivencia -qué más me da que no le llaman matrimonio- a una degeneración que se opone, no a la religión, sino a la naturaleza. Tanto es así que de su práctica se derivan enfermedades: la naturaleza protesta.

Y la tercera razón es más prosaica, fruto de la ingenuidad: nadie da lo que no tiene. Juan Costa y la cúpula actual del Partido Popular, con contadísimas excepciones, están favor del aborto. O lo que es peor: está a favor de que no le incordien demasiado con el desdichado asunto del derecho a la vida. Defendiendo al más débil no se ganan muchos votos y pueden perderse muchos. Pero, sobre todo, nadie da lo que no tiene: los hombres del PP simplemente no creen en la vida. Bueno, algunos sí, pero tienen miedo a hablar.

Eulogio López

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