"Paraísos para la ineficiencia". Así es como califica el diario Expansión las obsoletas visiones del nacionalismo económico, que lucha por mantener una serie de empresas estratégicas en manos patrias. Naturalmente, el ejemplo no podía faltar: "Existe un fuerte contraste entre la relativa facilidad con la que Iberdrola compra Scottish Power y los obstáculos al gigante alemán para hacerse con Endesa".
Por de pronto, existe una diferencia: Iberdrola está comprando caro, cosa que E.ON no ha hecho con Endesa, especialmente en un primer momento, pero también ahora, al menos si comparamos el valor de la compañía española con el de sus pares europeos.
Por otra parte, todos los países –Francia, Italia, Alemania- hacen lo propio: protegen a los que consideran sus empresas estratégicas por diversos medios. Es verdad que Norteamérica y Reino Unido, es decir, el mundo anglosajón, son más abiertos. Ahora bien, ¿es por bondad natural? ¿Por una creencia noble en la globalización? No parece que las políticas migratorias –la globalización de las personas- de Bush y Blair acrediten esa postura.
No hombre no, a los anglosajones les importa poco porque controlan el oligopolio del ahorro mundial, son el eje de los mercados financieros. ¿Qué más da que Scottish deje de ser británica si los fondos propietarios de la vendida Scottish y la compradora Iberdrola, ambas dos, son fondos gestionados por anglosajones en las principales bolsas del mundo… que son anglosajonas? Si yo controlara los flujos del ahorro mundial me preocuparía poco en qué país se reuniera el Consejo de Administración…
Y aún así…
Imaginemos, siguiendo las atinadas propuestas de Expansión, que EDF compra Endesa y sus 10 millones de clientes en España. Estaremos todos de acuerdo en que España, un país deficitario en energía, y con el suministro siempre en el alero, necesita diversificar sus fuentes de aprovisionamiento, y que un segundo gasoducto del Magreb, que venga directamente desde Argelia a España sin pasar por Marruecos, así como una red de gaseros, con sus correspondientes plantas de regasificación, es más que conveniente para asegurar ese suministro. Todas ellas medidas necesarias y sin oposición medioambiental pero que, eso sí, exigen unas inversiones milmillonarias, en euros.
Ahora pensemos: si en ese hipotético caso de una EDF que se hubiera hecho con Endesa –o con Iberdrola- ¿qué cree Expansión que hará EDF? ¿Abordarán tan ingentes inversiones o sencillamente introducirá en el país su sobrante energía nuclear? por cierto, con una cadena de reactores nucleares paralela a los Pirineos, con lo que si se produce un accidente España resultará tan afectada como Francia.
Para mí que los franceses no tendrán prisa alguna en invertir en España cuando los consumidores españoles pueden convertirse en clientes de sus reactores nucleares. Y encima presumirán de que nos ayudan a cumplir el Protocolo de Kyoto.
En esta vida se puede ser nacionalista y se puede ser liberal, pero el excesivo entusiasmo en uno y otro bando nos puede convertir en excéntricos. Algo que debe ser cuidadosamente evitado.
Eulogio López