El presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero se jactó el martes, durante el Debate sobre le Estado de la Nación, ante el presidente del PP, de haber fortalecido a la familia. Además, acusó a Rajoy de haber profetizado una crisis de la institución familiar en España y de haber errado en dicho vaticinio. Rajoy, sencillamente hizo mutis por el foro y, en la contrarréplica, insistió en su asunto favorito: el terrorismo.
Dejar que el adversario se escape vivo tras un embuste de tamañas proporciones sólo es posible por dos razones: porque se es tonto o porque se es un acomplejado. Rajoy no es tonto, pero es un centro-reformista, es decir, un acomplejado.
ZP es un progresista, es decir, que para él, la fortaleza de la familia se mide según el número de ayudas públicas que recibe la misma, especialmente en términos comparativos. Y se queda tan ancho, el maromo. Al parecer, que dos años después de la tenaza legal del homomonio y el divorcio express, el número de divorcios se haya disparado no tiene la menor importancia. Eso no es crisis familiar. En el esquema ZP, pero también en el esquema centro reformista, lo importante no es la familia estatal, verdadera célula de resistencia a la presión estatal, que forma a sus hijos en el amor y en la responsabilidad a través de los sermones de Fray Ejemplo, sino que la segunda, tercera o cuarta coyunda puede resultar tan fructífera para la sociedad como la primera. La teoría progre ha desvinculado, no sólo el matrimonio de la procreación, sino el matrimonio del compromiso, lo cual es aún más grave. Pero el problema es que el centro-reformismo del PP ya estaba en esa línea. Como en tantas otras cosas, Aznar comenzó el proceso, y Zapatero lo único que ha hecho es llevarlo a término. Y considerando los complejos del adversario, incluso blasona de sus desastres.
Y cuando se ha topado con la otra consecuencia de la profunda crisis familiar que él mismo ha contribuido a extender, el descenso brusco de la natalidad, lo arregla "a lo progre", con una subvención pública: 2.500 euros por hijo nacido. Curioso, porque aquí el PSOE lo único que hace es copiar una propuesta de un partido extraparlamentario, Familia Y Vida, que lanzó, no exactamente la subvención, sino el salario maternal, que es la clave del futuro en una Occidente sin hijos.
Y como don Mariano Rajoy es centro-reformista, es decir, un progre de derechas, tan vacuo como ZP, no pudo decirle que el matrimonio impone un compromiso y no se puede romper sin más ni más, y que el gaymonio no es más que una guarrada enorme en la que una serie de parásitos se desentiende de la continuidad de la raza humana, razón por la que se precisa subvencionar a los seres humanos para que hagan lo que les es propio: tener hijos.
Claro que la familia está en crisis, y en crisis profunda. Claro que Mr. Bean miente cuando dice lo contrario. Miente como el bellaco siniestro que es. El problema es que enfrente tiene un centro-reformista, es decir, un enemigo de lo más dócil, un pistolero que se ha quedado sin balas.
Lo que me lleva a mi inveterada conclusión: el PP debe ser destruido. Cuanto antes mejor, Así podrá detenerse la hemorragia, acortar la agonía y resurgir algo nuevo de sus cenizas.
Eulogio López