El pasado lunes 1 se dio a conocer la renuncia del director de Petróleos de México (Pemex), Raúl Muñoz Leos. El nombramiento de su sucesor, Luis Ramírez Corzo, se demoró hasta el martes 2. Según informa a Hispanidad.com el presidente de la Comisión de Energía en el Congreso, Francisco Salazar, la salida de Muñoz Leos no tiene nada que ver con la dimisión de Alfonso Cortina de la petrolera hispanoargentina Repsol YPF. Y eso a pesar de que los representantes de Pemex en el Consejo de Repsol YPF señalaran que "no entendían la razón del cambio".

El relevo en la cúpula de Pemex está más bien vinculado con los problemas de gestión con las centrales sindicales y la controversia en relación a la cuantía de los fondos que ese sindicato maneja para sus obras sociales. La sombra de sospecha planea sobre la petrolera mexicana, toda vez que las informaciones sobre financiación de campañas electorales a través del sindicato petrolero se suceden. La renovación de la cúpula obedece, pues, a factores internos.

El presidente mexicano, Vicente Fox, trató de restar importancia al relevo de la dirección y adelantó desde Panamá que no habrá cambio en la dirección de la compañía y su política de inversiones en Centroamérica. Por su parte, la Coalición Nacional de Trabajadores Petroleros, calificó de positiva la salida de Raúl Muñoz Leos, pero criticó la llegada de Luis Ramírez Coroz al que relacionan con "prácticas poco claras en la paraestatal". Entre esas "prácticas", detallan licitaciones amañadas, tráfico de influencias, favoritismo hacia firmas fantasmas y alquilar edificios de Pemex con rentas altas para su beneficio personal. Críticas similares fueron las que propiciaron la salida del anterior director de la petrolera, acusado de haber financiado con fondos empresariales la cirugía estética de su mujer, según publicó en portada la prensa amarilla mexicana. Los fondos fueron reintegrados, pero la "mala práctica" sirvió como ariete sindical provocando su renuncia.