En nuestra edición de este viernes informamos sobre la decisión de la Suprema Corte de México de declarar constitucional la despenalización del aborto en el DF.

Siendo grave la noticia, lo verdaderamente perverso es que México se convierte en cobaya del nuevo orden mundial. Por vez primera el derecho nacional -la jurisprudencia lo es- apela a los derechos reproductivos.

Es la obsesión de las agencias de Naciones Unidas: establecer y universalizar los derechos sexuales y reproductivos, la decisión temporal de la maternidad. O dicho de otra manera: el aborto libre. Pues bien, ninguna legislación nacional hasta ahora había apelado a estos principios. México se convierte en la avanzadilla de la estrategia abortera mundial.

Porque ocurre que el próximo mes de diciembre, Naciones Unidas pretende actualizar/reformar la Carta de los Derechos Humanos con ocasión del 60º aniversario de la declaración universal de la carta de 1948. Y en esa ‘actualización' pretenden imponerse los llamados derechos humanos secundarios o de segunda generación, también llamados derechos sociales. Por supuesto, el tema del aborto resulta clave y las feministas van a poner toda la carne en el asador.

Lo que pasa es que el movimiento abortero mundial tendrá ahora la excusa mexicana como argumento de autoridad. Si un país católico apela en su derecho nacional a los derechos reproductivos, todos debemos de hacerlo. Universalicemos el derecho al aborto. Es el gran objetivo del llamado ‘nuevo orden mundial'.

En el fondo de esta obsesión se encuentra la ‘resurrección' de Malthus. Vuelve a cundir la especie de que somos demasiados, y que lo que tienen que hacer los pobres es no reproducirse para evitar el estallido de la burbuja demográfica. Y eso a pesar de que la presión demográfica ya ha descendido en todo el mundo y que hemos bajado ligeramente de los 6.000 millones de habitantes.

Pero la obsesión antivida existe. Existe en Naciones Unidas, pero también en el FMI y en la trilateral. Sobra gente, porque en el fondo, el ser humano es una mala noticia. El embarazo no es una fiesta, sino una enfermedad que conviene erradicar. La vida no es una fiesta -aunque sea una "mala noche en una mala posada"- sino una angustia existencial. Y sobre esta premisa lo que debemos de hacer es acabar con este funeral cuanto antes.

Esta es la agenda de la ONU en la que España pretende ser "vanguardista", que diría De la Vega, obsesionada con la ‘segunda derivada' de los derechos humanos. Ya saben, "ampliación de derechos"

Lamentablemente, México se ha adelantado. Y hoy ya es el paradigma del objetivo del nuevo orden mundial. Una sociedad feminista, abortera y homosexual donde no existe una única religión, sino un sincretismo ‘pseudotrascendente' que venera la Tierra. El hombre se ha convertido en un enemigo del nuevo dios-naturaleza. Un nuevo panteísmo en el que el hombre sobra.

La siguiente estación será el reconocimiento de los derechos homosexuales: matrimonio, adopción, etc. La maquinaria del lobby rosa ya está en marcha. La cita trascendental.

Luis Losada Pescador

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